Decantaciones. Política y democracia cultural: un diálogo global

Jorge Saavedra Utman 160 Escena 3 Durante las protestas de 2019, frases como “¡Los perio- distas esconden la verdad!”, “La prensa burguesa no nos interesa” y “¡Apaga la tele!” se repitieron en gritos callejeros, por redes sociales y en los muros de las ciudades. Existía un profundo escepticismo hacia los grandes medios de comunica- ción por años larvado y evidenciado con claridad en 2019. La percepción de que la prensa tradicional era un actor contrario a sus intereses predominaba. Esta desconfianza tenía funda- mentos: diversos estudios sobre la relación entre movimientos sociales y medios en Chile han mostrado que la cobertura mediática suele atacar, ignorar o minimizar las demandas y objetivos de estos movimientos en ámbitos como la educa- ción, la salud y los derechos laborales (Basulto, Segovia & Jullian, 2020; Browne, Romero &Monsalve, 2015; Cárdenas & Pérez, 2017). Ante tal desconfianza hacia los medios tradicionales, las redes sociales —como Twitter, Instagram y Facebook— y las plataformas de mensajería instantánea —como WhatsApp y Telegram— se consolidaron como herramientas clave para la organización y difusión de la movilización social (Scherman & Rivera, 2021). Durante 2019, estas plataformas permi- tieron transmitir en tiempo real lo que sucedía en las calles mediante videos, coordinar reuniones y acciones colectivas, mantener el contacto entre participantes y comunidades, entre una amplia de gama de acciones. Sin embargo, el uso intensivo de estas herramientas también trajo consigo desa- fíos importantes, como la sobrecarga informativa y ansiedad asociada, mencionada más arriba; la percepción de que los teléfonos eran vigilados; presencia de violencia digital en las plataformas (Saavedra Utman, 2024).

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