Decantaciones. Política y democracia cultural: un diálogo global

Jorge Saavedra Utman 150 La muerte de Floyd, que nada tenía que ver con un robo, levantó los reclamos sobre el racismo alrededor del mundo bajo el emblema del movimiento “Black Lives Matter”. En 93 países y territorios se desarrollaron protestas contra distintos tipos de violencia, entre ellas la simbólica (Pressman &Devin, 2023). En la ciudad de Bristol, Reino Unido, manifestantes tumbaron la figura de bronce de Edward Colston, comer- ciante, filántropo y político conservador del siglo XVII cuya vasta contribución a la ciudad hizo que lugares de conciertos, instituciones educacionales y calles (Colston Avenue, Colston Dale, Colston Parade, Colston Road, Colston Street, entre otras) llevaran su nombre. Su relevancia se monumentalizó en una escultura de bronce sobre un plinto de concreto en pleno centro de Bristol. Sin embargo, la figura de Colston se volvió progresi- vamente cuestionable dado su rol como comerciante de esclavos raptados en África y llevados a América. Cuando la dramaturga británica Ros Martin fue preguntada por la estatua de Colston (dos años antes que la arrancaran), ya se percibía un rechazo por años larvado y sumergido. Esto fue lo que dijo: “Pienso que es muy hipócrita y muy irrespetuoso a la memoria de los ancestros africanos que contribuyeron a la riqueza de esta ciudad con su trabajo esclavizado. Ellos sufrieron y no hay suficiente reconocimiento de eso” (BBC News Mundo, 2020). Ros Martin, como miles y millones de personas que asistían a conciertos al Colston Hall o deambu- laban por Colston Avenue y veían su estatua, sufrían violencia simbólica a diario (Bourdieu & Passeron, 1995). Era una violencia normalizada, naturalizada como paisaje. Por ende, no parecía necesario removerla o construir una estatua que contara la historia de los que fueron esclavos.

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