Decantaciones. Política y democracia cultural: un diálogo global
Justin O’Connor 142 el “arte y la cultura” y esa cultura antropológica más amplia —la que abarca el modo de vida, las tradiciones, lenguas, reli- giones, rituales y más—, el proceso actual de privatización de ambas dimensiones debe preocuparnos seriamente. Un nuevo imaginario Brian Eno describió la cultura como “un conjunto de rituales colectivos en los que todos participamos… toda la gente, en realidad, todas las personas que forman parte de la comunidad, todos y todas hemos estado generando esta conversación enorme y fantástica que llamamos cultura. Y que, de algún modo, nos mantiene coherentes, nos mantiene unidos” (Eno, 2015). ¿Cómo sostenemos la posibilidad continua de esta conversación colectiva fantástica en toda su complejidad caótica, disruptiva y multifacética? Una conversación en la que nuestra comprensión simbólica, estética o metafórica del mundo —ya visible hace treinta mil años en la Cueva Chauvet en Francia, hace diecisiete mil en el país de Balang- garra, al noreste de Kimberley (Australia), o hace tres mil en la Grecia homérica— pueda seguir evolucionando. Hoy observamos con impotencia el recorte masivo de presupuestos culturales en América del Norte y (partes de) América del Sur, el Reino Unido, Australia, Europa y otros lugares. Vemos cómo la radiodifusión estatal y las políticas públicas culturales se reducen o se transforman en instru- mentos directos de la política partidaria; cómo el arte y la cultura son eliminados de la educación o se vuelven prohibitivamente costosos, privatizando de facto lo que queda del sistema de bienes públicos; cómo el sector comercial es entregado a las empresas de plataformas digitales.
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