Decantaciones. Política y democracia cultural: un diálogo global

Fundamentos, infraestructuras, bienes (y males) públicos 139 estrategias para mitigar el galopante mercado inmobiliario (Banks y Oakley, 2024). El argumento de Matthew Thompson (2022) sobre los servicios locales puede aplicarse fácilmente a la cultura: Una economía fundacional financiada por el Estado no necesita gestionarse de forma centralizada y vertical, sino que puede delegarse a organizaciones descentralizadas y gobernadas democráticamente, como cooperativas y empresas sociales que operen dentro de una forma descen- tralizada de socialismo de mercado. Un sistema democrático y públicamente responsable de coordinación [de servicios] podría apoyarse en políticas de compras públicas progre- sivas que favorezcan a empresas que demuestren eficiencia en la entrega de servicios, creación de valor social y efectos multiplicadores para empleos locales y reinversiones en la economía local. Numerosos casos de coordinación innova- dora de economías fundacionales y sociales a nivel muni- cipal en experimentos recientes con el nuevo municipalismo y la creación de riqueza comunitaria sugieren caminos posi- bles (15-16). Ahora bien, la pregunta de cómo conservar estos bienes públicos producidos por la economía cotidiana de la cultura también se relaciona con la capacidad y sostenibilidad del propio ecosistema cultural local. Como sabemos, las presiones sobre los salarios y las condiciones del sector cultural, los espa- cios de trabajo y vivienda, los pequeños locales de música y teatro, las librerías y galerías, y las condiciones de acceso a soft- ware de producción y plataformas de distribución hacen que los pequeños productores culturales estén tan amenazados como los insectos en una megagranja agroindustrial. Aquí hay posibilidades de intervención de bienes públicos en torno a espacios creativos, zonas de entretenimiento nocturno, fideicomisos comunitarios, cooperativas, controles

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