Decantaciones. Política y democracia cultural: un diálogo global

Ana Wortman 124 cultural y cierre de Ministerios vinculados con diversos dere- chos culturales consagrados durante los últimos cuarenta años. Con esta cuestión no solo se avanza sobre una dimensión central de la vida social como es la cultura, el arte y sus artistas, lo cual implica atacar libertades, identidades y derechos, sino también debilita el sistema democrático en términos institu- cionales. En el contexto de ataque al sector cultural también se ha avanzado regresivamente sobre la Universidad Pública, ya que al igual que el expresidente brasileño Jair Bolsonaro (Goulart da Silva, 2019), el gobierno libertario acusa al sistema educa- tivo público de intervenir ideológicamente, de adoctrinar a los estudiantes y esto produce suma desconfianza en una sociedad atravesada por la desesperanza, la desigualdad, la incertidumbre, la inflación y una creciente desigualdad social. El discurso misógino —que parecía desterrado del discurso político y más aún de un presidente elegido por elecciones democráticas, así como el ataque a la mujer y a sus derechos— es un modo de fortalecer a los varones jóvenes heterosexuales enojados y limitados de desarrollarse socialmente. La identidad cultural, como destaca Seufele (2025), actúa como un modo de desvío de la atención de los problemas estructurales y de las profundas dificultades que atraviesan las nuevas generaciones para trabajar dignamente, estudiar y vivir experiencias de movilidad social como las que experi- mentó una parte importante de la sociedad argentina hasta los años 70. Se avanza sobre la cultura y los derechos cultu- rales para que no exista un ámbito para pensar, imaginar un orden diferente y pulverizar identidades autoconstruidas. Y así distraer de los problemas estructurales que producen las pésimas condiciones de existencia de la sociedad argentina

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