Decantaciones. Política y democracia cultural: un diálogo global
Tomás Peters y Steven Hadley 10 incómodo —y silenciado— que caracteriza la cultura: su capa- cidad por (re)establecer la disidencia, el desacato, la ruptura. La cultura es siempre fuente de tensión y experimentación, de fragmentación y desestabilización de los signos. La acepción de la palabra cultura no se promueve en forma de bien público por un Estado, sino a través de las capa- cidades reales que las comunidades tienen por descentrar las combinaciones simbólicas de su tiempo. Esta es una redistri- bución de las lógicas —sensibles— de poder que rara vez se promueven, pero que siguen siendo una fuente de disputa en el presente. Ese es el tipo de debates que este libro quiere destacar y (re)situar en los debates contemporáneos sobre política cultural. Los distintos textos incluidos en este libro—varios dispo- nibles por primera vez en español y repensados a partir de los nuevos contextos políticos globales— refuerzan la tesis de que no hay una fórmula ideal de administración pública de la cultura, ni tampoco existe un mecanismo efectivo y correcto de implementación de política cultural (Güell). Este es el caso, ciertamente, de la democracia cultural y sus diferentes vertientes de ejecución. Como afirman Belfiore y Hadley su delimitación teórico-práctica no está zanjada ni consensuada, sino que siguen existiendo pliegues discursivos que requieren de una mayor profundización y discusión analítica que nece- sita ser diseccionada. En este sentido, cuando relacionamos la palabra cultura con términos como industria, derechos, diversidad y demo- cracia, entre otros, estamos en presencia de un problema tanto conceptual como político aún no resuelto (O’Connor). Pero, al mismo tiempo, en su combinación —y experimen- tación— quedan varios pliegues de la democracia cultural que exigen una deliberación situada en contextos periféricos
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