En los bordes de la ilusión. La comunicación política en el gobierno de Gabriel Boric
El feminismo en el gobierno de Gabriel Boric: entre el discurso y la práctica política 69 equivale a ejercerlo, el riesgo será seguir reproduciendo una institucionalidad que representa sin transformar. El modelo comunicacional, eficaz para diferenciarse de las élites tradicionales y construir una imagen política progre- sista, no resistió los momentos de conflicto real. El caso Monsalve, junto con el abandono de las políticas dirigidas a la comunidad LGBTQ+, y la postergación sistemática del aborto libre, del sistema nacional de cuidados y del rediseño de los subsidios laborales, reflejan con claridad la tensión persistente entre el discurso comprometido del gobierno y la ausencia de acciones concretas para materializarlo. En base a esta teoría, el uso del feminismo aparece como funcional a una estrategia que busca minimizar conflictos, neutralizar demandas sociales y mantener una imagen de gobierno moderno y empático. La Cuenta Pública de 2025, con su reivindicación tardía del feminismo, terminó por confirmar que muchas de las definiciones clave fueron evitadas mientras el capital político estuvo en juego. Esto reconfigura el relato gubernamental: del silencio y la omisión, se pasa al reconocimiento, pero sin garantía de tramitación ni resultados. ¿Puede un gobierno declararse feminista si su comunicación evita los temas más conflictivos del feminismo? La respuesta no es concluyente, pero lo que este caso demuestra es que el discurso, por sí solo, no transforma. Traspasar la frontera entre comunicar y actuar requiere voluntad política, coherencia, y, sobre todo, el coraje de sostener las convicciones incluso cuando hacerlo tiene costos. Y esa, precisamente, fue la deuda más persistente del gobierno de Gabriel Boric con el feminismo que prometió encarnar.
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