En los bordes de la ilusión. La comunicación política en el gobierno de Gabriel Boric
El feminismo en el gobierno de Gabriel Boric: entre el discurso y la práctica política 67 demandas de los movimientos estudiantiles, feministas y las luchas sociales post 2011. La figura de Boric, así como la de autoridades como Camila Vallejo o Antonia Orellana, ha sido utilizada para encarnar una política más “sensible”, horizontal y empática. Desde esta lógica, el feminismo se comunica como una marca identitaria más que como una doctrina de gobierno. Es un “modo de ser” que forma parte de la estética y la ética de la nueva política. Este encuadre ha sido eficaz para marcar un contraste con los gobiernos anteriores, sobre todo los de Sebastián Piñera, y para conectarse simbólicamente con públicos jóvenes y progresistas. Por último, el encuadre de “gestión técnica” traduce el feminismo institucional en cifras, presupuestos y resultados cuantificables. Este marco ha sido utilizado especialmente para comunicar políticas como la Ley de Pago Efectivo de Pensiones de Alimentos (“Ley Papito Corazón”), el proyecto de Sala Cuna Universal y el Sistema Nacional de Cuidados “Chile Cuida”. En todos estos casos, el discurso oficial ha enfatizado la eficiencia y el impacto medible: número de niños beneficiados, dinero recuperado, cantidad de mujeres que ingresan al mercado laboral. Aunque esta estrategia busca asegurar legitimidad ante un Congreso fragmentado y una ciudadanía escéptica, también ha contribuido a despolitizar el feminismo al reducirlo a una serie de logros administrativos. Por ejemplo, si bien fue mencionada la política de Cuidados como “uno de los pilares de la sociedad”, su presupuesto fue recortado en la última Ley de Presupuestos respecto al año anterior, lo que fue criticado por el Movimiento por un Sistema de Cuidados Universal. La coexistencia de estos encuadres —símbolo, iden- tidad, técnica— ha permitido al gobierno mantener un relato
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