En los bordes de la ilusión. La comunicación política en el gobierno de Gabriel Boric
El feminismo en el gobierno de Gabriel Boric: entre el discurso y la práctica política 65 Organizaciones feministas como la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres acusaron que “la institucio- nalidad del Estado vuelve a colocarse del lado del acusado”, y señalaron que “el feminismo no puede ser un eslogan de campaña si no se traduce en actos de justicia frente a hechos de violencia”. Por otra parte, la activista feminista Alondra Carrillo mencionó que “la presunción de inocencia no puede ser excusa para no tomar decisiones políticas en favor de las víctimas”. El daño a la credibilidad no solo se produjo por la omisión presidencial, sino por una serie de acciones comunicacio- nales mal calibradas. La ministra del Interior, Carolina Tohá, admitió públicamente que el gobierno había actuado “tarde, mal e improvisadamente”, lo que confirmó que la estrategia inicial fue de control de daños y no de frontalidad política. Este enfoque contrasta con los principios fundamentales de la comunicación de crisis con perspectiva de género, que exige mensajes claros, acciones inmediatas y reconocimiento del poder estructural que opera en casos de violencia institu- cional. En este contexto, el gobierno no solo perdió terreno ante las organizaciones feministas, sino que también debilitó su propia legitimidad comunicacional. En términos simbólicos, el caso Monsalve desactivó uno de los pilares del relato feminista de Boric: la idea de que el poder podía ser ejercido de manera distinta. La figura del subsecretario, además, no era secundaria: era uno de los hombres fuertes del comité político y uno de los principales articuladores de la estrategia de seguridad. Su permanencia —aunque breve— tras la denuncia, comunicó una jerarqui- zación de prioridades que relegó el feminismo a segundo plano frente a la estabilidad del gabinete.
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