En los bordes de la ilusión. La comunicación política en el gobierno de Gabriel Boric
Lucas Araya L. 56 En la práctica, esto se ha traducido en anuncios como el aumento en la gratificación de riesgo para Carabineros y un incremento de 164 mil millones de pesos en el presupuesto destinado a seguridad pública. A esto se suma un problema adicional: si bien el gobierno ha centrado sus esfuerzos en el fortalecimiento policial y legis- lativo, no ha desarrollado una estrategia eficaz para disputar el campo simbólico y cultural donde el narcotráfico ejerce su influencia. El Estado aún no logra contrarrestar las narrativas de éxito asociadas al mundo narco, especialmente entre los jóvenes de sectores más vulnerables. La educación y la música son dos herramientas poderosas para disputar simbólicamente la influencia del narcotráfico, especialmente entre los jóvenes de barrios vulnerables. La educación no solo entrega conocimientos, sino que también ayuda a formar valores y a desarrollar el pensamiento crítico para que los jóvenes puedan cuestionar las narrativas que el narco impone. Por otro lado, géneros musicales y líricas que conecten con la realidad de estos jóvenes, dándoles una voz y un espacio para expresarse de manera positiva. Desde el Estado, apoyar esta disputa simbólica implica financiar programas educativos que integren contenidos culturales y que promuevan la participación activa, así como también impulsar proyectos musicales y culturales que refuercen mensajes de resistencia y esperanza. Así, se pueden ofrecer alter- nativas reales que compitan con el mundo del narcotráfico y ayuden a construir nuevas identidades alejadas de la violencia y la ilegalidad. El discurso de Boric sobre seguridad es un caso extraor- dinario de cómo un gobierno puede cambiar completamente su forma de hablar sobre un tema en menos de tres años. Pasó de reformas institucionales y prevención comunitaria a
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