En los bordes de la ilusión. La comunicación política en el gobierno de Gabriel Boric
Aracely Arriaza C. 290 derado aceptable o inaceptable en una democracia cuando se trata de evaluar el pasado dictatorial. Centralizar completamente la estrategia comunicacional en la figura de Camila Vallejo, por más capaz y experimen- tada que fuera como comunicadora, terminó siendo un error estratégico significativo. Un tema tan complejo, sensible y políticamente cargado como la memoria histórica requería necesariamente una diversidad de voces y perspectivas que la estructura gubernamental no logró articular de manera efec- tiva. Vallejo hizo indudablemente lo que pudo con las herra- mientas institucionales y políticas que tenía a su disposición, pero estas herramientas no eran suficientes para enfrentar la magnitud real del desafío comunicacional que representaba construir un consenso nacional sobre el pasado reciente. La estrategia gubernamental habría necesitado urgente- mente voceros especializados enmemoria y derechos humanos, figuras reconocidas que pudieran complementar el mensaje general con perspectivas técnicas, testimoniales y morales más específicas y autorizadas. También habría requerido una coor- dinación mucho más estrecha y efectiva con actores relevantes de la sociedad civil que tuvieran credibilidad consolidada y autoridad moral incuestionable en estos temas. La ausencia de esta diversidad discursiva necesaria limitó severamente la capacidad del gobierno para responder de manera adecuada a las múltiples dimensiones complejas del debate sobre memoria histórica. Mientras Camila Vallejo repetía mecánicamente a la prensa que “en el siglo XXI todos deberían sentirse convocados a suscribir este compromiso con la democracia”, esta retórica aspiracional no estuvo acompa- ñada de mecanismos concretos y efectivos para generar costos políticos reales a quienes optaran por no adherir al llamado gubernamental.
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