En los bordes de la ilusión. La comunicación política en el gobierno de Gabriel Boric

Diego Yáñez H. 254 Finalmente, ante la presión mediática y de las órdenes de la máxima sala, hubo un acuerdo entre el gobierno y los dueños de las inmobiliarias para negociar, durante una cantidad de tiempo, la compra de terrenos. Todo después de semanas de una agenda copada de noticias sobre el inminente desalojo de la megatoma. La oposición entendió la importancia de la coherencia en la bajada comunicacional de esta problemática. Su narrativa es simple y efectiva: sin respeto a la propiedad no hay orden, y sin orden no hay seguridad. Pero no actúan solos, ya que los medios de comunicación son claves en amplificar y articular ese relato, mostrando diariamente imágenes de desalojos, denun- cias de vecinos y discursos de autoridades que asocian las tomas con delincuencia. De esta manera, han conseguido instalar que las tomas son sinónimo de descontrol, que el Estado no impone límites y que los derechos sociales no pueden construirse sobre la base de políticas públicas y decisiones con los habitantes de los asentamientos irregulares. Es así como su línea comu- nicacional es férrea y los candidatos del sector, como Evelyn Matthei, ya proponen el “fin de las tomas”. Frente a eso, el gobierno no ha levantado una contra- narrativa robusta. Y cuando ha intentado hacerlo, como en la Cuenta Pública, lo ha hecho sin continuidad estratégica, sin vocerías potentes por parte del ministro de Vivienda, Carlos Montes, y sin una línea editorial clara que se sostenga más allá del discurso presidencial. Esto se evidenció tras los incen- dios en Viña del Mar, cuando el presidente Boric habló de reconstrucción con sentido de urgencia, pero en los siguientes días el Ministerio de Vivienda configuró la comunicación de su cartera con explicaciones técnicas sobre catastros de suelos y plazos, dejando un vacío que la oposición y los matinales llenaron con relatos de abandono estatal.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=