En los bordes de la ilusión. La comunicación política en el gobierno de Gabriel Boric

Antonia Lira V. 248 de octubre de 2019, siguió la senda iniciada por el propio mandatario de aquel entonces, Sebastián Piñera, quien desde su declaración de guerra “contra un enemigo pode- roso e implacable”, ponderó el equivaler la protesta social a una manifestación de violencia que no podía ser permitida y la cual incubaba en sí misma el germen de la delincuencia organizada –que en su lectura– era evidente tras la quema del Metro de Santiago, los múltiples saqueos al comercio de gran y pequeña dimensión, el destrozo del espacio público y la organización callejera ante la actuación de las policías. El “Octubrismo” como concepto marco del fenómeno para las sensibilidades más conservadoras, era entonces el sinónimo de la delincuencia, la violencia y en última instancia de un intento de toma violenta del poder a partir del desorden y el caos social. Es así, sin lugar a dudas, el fracaso de los procesos consti- tuyentes causa, y al mismo tiempo consecuencia, de la insta- lación de este marco (“frame”) tanto en el mundo político como en la opinión pública, el cual sumado a un contexto de alza de los delitos violentos y de la percepción ciudadana ante la sensación de inseguridad, que un gobierno como el de Gabriel Boric, el cual había quedado sin banderas propias, debió tomar las ajenas para así lograr de alguna forma el “reconectar” y “sintonizar” nuevamente con la ciudadanía a la cual se debe. Es así que atrás fueron quedando poco a poco los retazos de la rebelión social de octubre en el discurso del gobierno. Ya no son prioridad las víctimas del daño ocular producto de la represión de Carabineros. Ya no es un tema la reforma a las policías (por el contrario, han de ser apoyadas y fortalecidas). ¿La demanda internacional contra el ex presidente por los casos de vulneraciones de DD.HH . durante el estallido viralizada

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