En los bordes de la ilusión. La comunicación política en el gobierno de Gabriel Boric
Apuntes para un Prólogo 23 a medios, y logística de actividades ministeriales. La dirección estratégica de la comunicación quedó en manos de periodistas provenientes de medios tradicionales, agencias corporativas o equipos que manejan las redes sociales, más acostumbrados a reaccionar que a construir relato. Tiene sentido detenerse en los perfiles de quienes enca- bezaron las comunicaciones. La elaboración de estrategias, la disputa por la agenda pública o el combate a la desinformación fueron tareas ambiguas: algunas veces quedaron en manos de los equipos políticos, y en otras, directamente en tierra de nadie. No se asumió que influir en la opinión pública —en un país donde los medios responden a intereses económicos y políticos concretos— es una tarea política central, no solo comunicacional. Si bien la ciudadanía se informa crecientemente a través de redes sociales, la legitimidad de esos mensajes sigue depen- diendo de su origen, entre otros, de los medios tradicionales que continúan siendo moldeadores ideológicos e instalando relatos en múltiples plataformas, en su mayoría, transnacio- nales. El gobierno mantuvo una relación ambivalente con la prensa: temerosa y soberbia. En muchos casos, no se logró articular una comunicación política clara, mientras los medios operaban con agendas evidentes. A pesar de recibir trato preferente —acceso, entrevistas, exclusivas—, también se registraron episodios de arrogancia desde el Ejecutivo: prohibición de vocerías, ridiculización de periodistas y un presidente que llegó a pasar más de 100 días sin responder preguntas de la prensa. Uno de los aspectos desconcertantes fue la estrategia comunicativa del propio presidente. A través de sus redes sociales, intentó disociar su figura institucional de su identidad
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