En los bordes de la ilusión. La comunicación política en el gobierno de Gabriel Boric

Rocío Calderón S. 226 firme, que busca resguardar sus fronteras y ordenar la entrada de migrantes al país. De este modo, el mensaje que llega a la ciudadanía combina la promesa de acogida con medidas claras de control, dejando ver que el idealismo del inicio dio paso a una estrategia más pragmática, ajustada a las demandas internas y a la necesidad de mantener la gobernabilidad. Desde octubre de 2022, el discurso público se polarizó cuando Boric pronunció la frase que resonó con contun- dencia: “O se regularizan o se van”, medida que hizo ruido en las organizaciones pro-migrantes y re abrió el debate sobre la política nacional. Podría interpretarse como una “voltereta” hacia una línea más dura, y así fue percibido por algunos sectores de la opinión pública, que acusaban un marcado cambio de norte. Sin embargo, esta afirmación no implicó el abandono del enfoque humanitario, sino más bien una rede- finición de su narrativa. El Gobierno de Boric desplazó el foco desde una postura centrada en el ideal de la acogida de migrantes hacia una estrategia que busca ordenar y coordinar la migración, sin dejar de lado la protección de los derechos humanos. Este giro, más pragmático que ideológico, generó tensiones en la percepción pública: mientras algunos sectores lo acusaron de haber traicionado su ética original, desde La Moneda se intentó proyectar firmeza frente a una ciudadanía cada vez más preocupada por la llegada constante de personas irregu- lares. Más que una ruptura, lo que se percibió fue un reorde- namiento de prioridades, donde el componente de control ganó protagonismo sin que el enfoque humanitario desapa- reciera del todo. Una de las intervenciones más explícitas en esta línea fue la del director del Servicio Nacional de Migraciones, Luis Eduardo Thayer, durante la XX Conferencia Suramericana

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