En los bordes de la ilusión. La comunicación política en el gobierno de Gabriel Boric
Dino Pancani C. 20 Siguiendo libremente a Gramsci 11 , planteo que adoptar la voz de los sectores populares —con sus reivindicaciones, territorios, desigualdades, dolores— puede traer réditos elec- torales, aunque ese no sea el objetivo. Incluso cuando quien asume esa voz no proviene social ni culturalmente de ese mundo, lo que está en juego es la construcción de una hege- monía cultural y política. Y en esa empresa, había una opor- tunidad histórica. Los actuales gobernantes —de nuevo con Gramsci— organizaron la batalla cultural desde las universidades, lograron sensibilizar incluso a sectores productivos. Se comprendió que el costo de la educación superior dañaba a las familias y excluía talentos públicos. Se instaló la idea del derecho a estu- diar, del rechazo al lucro, de la educación como bien público. La comunicación fue creativa: convertir un privilegio en un derecho urgente. Incluso los grandes medios se vieron obli- gados a transmitirlo, explicarlo y desear su resolución. El movimiento fue acompañado por académicos pres- tigiosos, intelectuales respetados, líderes con representación y legitimidad. Además, tuvo el mérito de visibilizar temas postergados por la izquierda y negados por la derecha: el feminismo, los derechos de las diversidades sexuales, el reco- nocimiento al pueblo mapuche —hablaron de Wallmapu sin complejos—, el rechazo al extractivismo, la acogida a la migración, y la defensa de los derechos humanos como prin- cipios universales. Hasta revitalizaron el uso de la palabra “compañera/o”, arrinconada tras el retorno democrático por su supuesta evocación al pasado. Pronto ese discurso subalterno fue moderado o silen- ciado en el gobierno, recurriendo a un refrán usado tanto 11 Antonio Gamsci, Cuadernos de la cárcel, editorial ISTM, 2009, España.
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