En los bordes de la ilusión. La comunicación política en el gobierno de Gabriel Boric

Joaquín Pacheco C. 194 Además, para fortalecer la credibilidad del mensaje, es fundamental que el gobierno aplique sus principios con la misma consistencia. Si Chile se presenta como un defensor del derecho internacional, esa defensa debe aplicarse de manera uniforme, sin excepción según conveniencias geopolíticas o afinidades ideológicas. Esto implica adoptar una postura clara también frente a situaciones como la ocupación de Palestina, la represión política en Nicaragua o las violaciones a los dere- chos humanos en China. La inconsistencia no solo pone en duda la autoridad moral del discurso, sino que expone al país a críticas de hipocresía o doble estándar. Si bien se manifestó en contra del bombardeo de los Estados Unidos contra Irán, no fue tan tajante ni constante en condenarlo, como sí lo fue para condenar a Rusia. Si el gobierno quiere que su estrategia comunicacional tenga impacto real, debe traducir su discurso en acciones concretas. La ayuda humanitaria ofrecida a Ucrania ha sido limitada y más simbólica que influyente en términos reales. Proponer ayuda humanitaria que realmente ayude, no solo reflejaría el compromiso expresado en los discursos, sino que también daría fuerza al relato proyectado. Por otra parte, para evitar la dependencia de la figura presidencial, es preferible diversificar los voceros y canales de comunicación internacional. Aunque Boric ha sido un emisor eficiente del mensaje ético del gobierno, el fortalecimiento de la Cancillería, de las embajadas y de los organismos técnicos permitiría institucionalizar una estrategia comunicacional más completa. La construcción de una política exterior sólida exige un aparato institucional que sostenga, reproduzca y amplíe el mensaje, más allá del carisma o liderazgo de una sola persona.

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