En los bordes de la ilusión. La comunicación política en el gobierno de Gabriel Boric

David Meza Z. 176 el Acuerdo de Escazú, que fue ampliamente difundido como promesa de campaña. Según lo que indicaba su programa de gobierno, el enfoque de la política exterior chilena debía fortalecerse “mediante una cooperación flexible, concertada y susten- table”. El nuevo gobierno debía “recuperar” la vocación multilateralista, su prestigio y su legitimidad internacional. Para ello, el fortalecimiento de las redes bilaterales, multilate- rales y globales eran las claves. Además, el ejercicio de las rela- ciones diplomáticas debía ejercerse con perspectiva de género. En cualquier ocasión, ya sea como anfitrión o de visita, el presidente Boric enfatizaba la importancia de estrechar lazos entre naciones para fortalecer la inversión extranjera en nuestro país, además de respetar las directrices de los tratados medioambientales a los que Chile estaba adscrito. Gabriel Boric recibió en La Moneda a varios jefes de Estado europeos (Rumania, Italia Alemania, entre otros), para fortalecer los tratados comerciales con una perspectiva de sustentabilidad. Debido al énfasis que el presidente les dedicaba a los ejes mencionados, las relaciones comerciales con China y Estados Unidos quedaron en un segundo plano. Los dos países son el primer y segundo aliado comercial de nuestro país. Desde el comienzo de su mandato, el presidente Boric adoptó un tono firme con el país norteamericano. Esa inflexión se intensificó con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Mientras las críticas hacia el país norteamericano se acrecentaban, el nuevo enfoque que marcaba una diferencia en política exterior fue dejado a un lado, poco a poco. Para entender este proceso hay que repasar cómo se gestó esta nueva idea política, además de analizar detalladamente las relaciones con Estados Unidos y China, para notar la dife- rencia comunicacional.

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