En los bordes de la ilusión. La comunicación política en el gobierno de Gabriel Boric
Olivia Hernández D. 166 Para dar a conocer esta noticia, el gobierno escribió a través de sus plataformas digitales: “El proyecto, que ingresó al Congreso en enero de 2024, es una reforma estructural que moderniza el Estado, reduce la burocracia y acelera la inversión”. Este mensaje no dejó tan contentos a algunos parlamen- tarios del oficialismo, quienes salieron a criticar la aproba- ción del proyecto, argumentando que su despacho respondía a intereses empresariales y ponía en riesgo los estándares ambientales. Es por esto que, una vez más, el ministro Grau salió a dar explicaciones, insistiendo en que la iniciativa no afectaba los procesos del SEA, los cuales –según dijo– están siendo abordados en otra reforma a cargo de la ministra Rojas. “La parte ambiental toma, más o menos, un poco menos de un tercio del total del tiempo y dos tercios lo toma la parte sectorial”, agregó. Pero lo cierto es que la estrategia que ha usado el gobierno para mantener en pie su promesa de un enfoque “verde” ha sido débil y errática. En todo momento, la administración estatal ha adoptado un tono defensivo, sin ofrecer explica- ciones claras sobre el alcance ni las implicancias reales del proyecto. Mientras que el mundo empresarial celebra, las organizaciones socioambientales miran con preocupación el avance de una agenda que, bajo el argumento de eficiencia, podría terminar destruyendo los mecanismos de control que protegen a las comunidades y los ecosistemas –precisamente aquellas que hicieron posible este gobierno–. El problema no es solo técnico, es político. Sin una narra- tiva coherente ni voluntad de esclarecer los límites de sus reformas, el gobierno corre el riesgo de vaciar de contenido y legitimidad su propio proyecto ecologista, algo que ya viene siendo cuestionado desde hace un tiempo. Y en el contexto actual, esa renuncia no es menor.
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