En los bordes de la ilusión. La comunicación política en el gobierno de Gabriel Boric

Olivia Hernández D. 162 una irracionalidad y de tiempos excesivos que atentan contra el dinamismo que necesita nuestra economía para volver a crecer”. Por tanto, aquí toma relevancia otro aspecto, el de la forma. En este punto del debate parece confuso y es complejo establecer una diferencia sobre los temas que son discutidos en el Congreso. El tono de la conversación ha llegado a un punto en que todo parece fundirse en el mismo concepto, una y otra vez. “Yo no estoy acá para dejar contentos a los grandes empre- sarios”, dijo recientemente el presidente Boric en conversación con T13 Radio, reafirmando una idea que ha estado presente desde el inicio de su gobierno: que su mandato dejaría de posicionar al mercado al centro de su gestión. Sin embargo, la forma en que se ha abordado comunicacionalmente el debate sobre la permisología contradice ese principio. Al adoptar sin cuestionamiento alguno un concepto instalado por un sector particular de la sociedad, el gobierno ha cedido no solo terreno político, sino también simbólico. El mismo relato se volvió a instalar en medio de la Cuenta Pública, su última oportunidad para comunicar progreso y cambio, donde el mandatario declaró: “Quiero decirles que este desafío también nos abre una oportunidad, porque la inversión privada, el desarrollo económico y el cuidado del medioambiente puede confluir y no competir”. Cuando un gobierno que se autoproclama ecolo- gista abandona su relato y lo reemplaza por el de quienes han menospreciado la protección ambiental, con acciones concretas, la pregunta ya no es solo si cumplirá sus promesas, sino si podrá ser capaz de sostener una identidad política frente a quienes se resisten al cambio que alguna vez repre- sentó.

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