En los bordes de la ilusión. La comunicación política en el gobierno de Gabriel Boric

Cuando el discurso se adapta: Cambio comunicacional del gobierno frente a las ISAPREs 155 El gobierno ha intentado justificar su giro con ideas como la necesidad de “evitar un perdonazo” o “buscar un punto medio”, pero lo cierto es que ese tipo de explicaciones, aunque razonables, no movilizan ni emocionan como lo hacía la promesa original de transformación. Porque una cosa es administrar la crisis, y otra muy distinta es proponer un cambio profundo. Y cuando esa ambición inicial se diluye, la comunicación política que la sostiene también se desva- nece: Esa que antes ilusionaba, hoy apenas resiste, o siquiera se recuerda. Aun entendiendo lo difícil del contexto y las limitaciones del momento, es evidente que el discurso transformador con el que Boric llegó al poder cambió de rumbo en este caso. La postura crítica hacia las ISAPREs, que fue tan fuerte al inicio, quedó atrás, reemplazada por un enfoque más técnico y moderado, similar al de los gobiernos anteriores. Aunque el Ejecutivo intentó mantener su relato en otras áreas, lo que pasó con la ley corta muestra que, cuando se trató de las ISAPREs, el discurso también se vio acorralado. Al final de cuentas, el contexto puede dar razones para entender el accionar, pero es ese accionar el cual terminó apagando una parte clave del lenguaje político que diferenciaba al gobierno, y a la propuesta que presentó para convencer a muchos. Y es que más allá de las decisiones técnicas, el caso de las ISAPREs demuestra que la comunicación política es también una herramienta para sostener la legitimidad en momentos críticos. Un relato claro, alineado con los principios que dieron origen al proyecto político, permite que incluso los ajustes más difíciles sean comprendidos por la ciudadanía. Pero cuando ese relato se pierde, se debilita también la conexión y el sentido de pertenencia simbólica con quienes confiaron en una transformación estructural. Así, lo que pudo

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