En los bordes de la ilusión. La comunicación política en el gobierno de Gabriel Boric

Rocío Cerda S. 132 a acuerdos con distintas ideologías, por lo que entre mantener una postura rígida que imposibilitara convenios, era mejor ceder y tener avances más prudentes. Es importante el impacto de la postura del gobierno al negociar con la oposición. La ambición de la reforma, impul- sada por la presión social, puede dificultar la construcción de acuerdos con sectores críticos que defienden un modelo más cercano al de capitalización individual. Lo que si bien, parece solo relacionarse al lado político, puede tener su real respuesta en el mundo de las comunicaciones. Más que un consenso ideológico, el gobierno puede demostrar su rol conciliador con una estrategia comunicacional efectiva, una que enmarque su postura y que, a la vez, muestre sus límites, lo que está faltando de momento. Puede no ser tan mal visto –como lo pueden pensar desde gobierno– sacar adelante un nuevo discurso, en el que expongan que este cambio no es ideológico, sino que estra- tégico, para conseguir avances y cumplir parte de lo ofrecido. El gobierno necesita justificar la “voltereta”. Cuando el discurso cambia de la forma en que lo hizo, el gobierno enfrenta una deuda emocional con su mismo sector. La comunicación puede abordar explícitamente esta desco- nexión para que esa sensación no aumente. Por ello puede ser una estrategia elaborar un nuevo discurso que explique el porqué de la flexibilidad y el cambio –apelando a la necesidad de gobernar, a la realidad parlamentaria y al compromiso con el diálogo democrático–. Esto ayudaría a reparar esa brecha de confianza que nació de la serie de discursos incongruentes. De lo contrario, la falta de una explicación clara y empá- tica sobre el cambio no solo genera incoherencia, sino que también puede ser interpretada como falta de convicción o, incluso peor, como oportunismo, dañando la legitimidad de la reforma en sí, pero también del liderazgo comunicacional