En los bordes de la ilusión. La comunicación política en el gobierno de Gabriel Boric
Antonia Escobar G. 124 que se acercaba la Cuenta Pública de 2025, las expectativas y presiones se acumulaban: el gobierno debía enfrentar no solo la rendición de cuentas técnicas, sino también el juicio político y simbólico que implican sus propias palabras en el ámbito económico, sino en toda su administración. Adelantó a tiempo la respuesta de la oposición ante su último discurso al realizar una autocrítica explícita respecto al “mal diagnóstico” inicial de su gobierno. Reconoció pública- mente que “hubo señales anticipatorias que no supimos leer con claridad”, haciendo referencia directa a los resultados de la primera vuelta electoral y la posterior elección parlamen- taria, que dejaron a las fuerzas progresistas en minoría en el Congreso. Una realidad política que forzó un ajuste de rumbo y de énfasis programático en su administración. Este reconocimiento público de un mal diagnóstico cons- tituyó una estrategia comunicacional para legitimar el giro pragmático que el gobierno había emprendido. Al admitir errores iniciales, el Mandatario buscó construir credibilidad y justificar la moderación de su agenda, presentándose como un líder capaz de aprender y adaptarse a la realidad política y económica, en lugar de uno que claudicaba en sus princi- pios. Sumado a ello, el relato de la “normalización del país”, funcionó como soporte de este nuevo discurso que justifica que la agenda de cambio con la que el entonces candidato presidencial llegó a La Moneda, y su posterior reajuste o incumplimiento, fueron justamente opacadas por la urgencia de “normalizar” al país. La comunicación de un “mal diagnóstico” se convirtió en una forma de autocrítica estratégica que, sumada a un “eso es lo que le tocó”, permitió proyectar una imagen de gobierno pragmático y adaptable, una cualidad crucial para mantener la gobernabilidad y la confianza de sectores más moderados,
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