Núcleos I+D+I: Del Estado del Arte a la Agenda Pública
Estudios Interdisciplinarios en Trabajo Social (NEITS) 89 El proyecto identifica como problema transversal la tensión en las estrategias que adoptan los burócratas de nivel de calle –los trabajadores del servicio público que interactúan directamente con los ciudadanos y ejercen un grado importante de discrecionalidad en su labor (Lipsky, 2010)–, al implementar políticas en territorios extremadamente críticos. Estos territorios se entienden como espacios asociados a problemáticas altamente sensibles –como la violencia, el crimen organizado o el narcotráfico– donde el Estado suele tener una presencia ausente, precaria o violenta (Muñoz & Reininger, 2025). En estos escenarios adversos, los burócratas deben desplegarmúltiplesestrategiasparasostener los procesos de implementación. La interacción directa entre implementadores y usuarios constituye la materialización concreta de la política pública, pero también un espacio donde pueden reproducirse desigualdades. Tal como advierten Pires y Lotta (2019), las prácticas cotidianas, en lugar de mitigar las brechas, tienden a reforzar vulnerabilidades, exclusiones y desigualdades preexistentes. Este fenómeno se intensifica por factores estructurales como la escasez de recursos, la alta demanda o la precariedad institucional, que empujan a los trabajadores a ejercer su discrecionalidad (Lipsky, 1969). Esto se traduce en la priorización de casos funcionales –aquellos percibidos como más prometedores para cumplir los objetivos del programa y demostrar eficacia en la implementación–,mientras losmáscomplejos tienden a ser excluidos. Así, se generan diferencias en el acceso, tratamiento y atención de los usuarios, y el encuentro burocrático se convierte en el lugar donde se define quiénes son reconocidos como sujetos de derecho y quiénes quedan invisibilizados, reforzando patrones de exclusión y desigualdad ya existentes (Pires & Lotta, 2019). Problema a abordar Pires y Lotta (2019) sostienen que la burocracia de nivel de calle, lejos de limitarse a aplicar políticas, puede terminar reproduciendo las desigualdades sociales que debería mitigar. Su análisis subraya que la implementación de políticas no es un mero proceso administrativo, sino una práctica compleja profundamente arraigada en estructuras sociales preexistentes y desiguales. Para abordar esta complejidad, los autores proponen un marco de análisis que combina tres perspectivas complementarias: las Antecedentes consecuencias de la implementación, las condiciones previas y las interacciones durante la implementación. Este enfoque permite identificar en qué momentos y de qué manera se reproducen las desigualdades, considerando factores como las normas sociales dominantes, las dinámicas institucionales y las decisiones discrecionales de los equiposdeprimera línea (véaseFigura1):
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