Núcleos I+D+I: Del Estado del Arte a la Agenda Pública
Diversidad y Género: Abordajes Feministas Interseccionales (DyG) 67 El objetivo principal de este documento es instalar el reconocimiento y abordaje explícito de la violencia simbólica en el sistema educativo chileno, especialmente en la educación inicial y escolar. Para ello, se proponen tres líneas de acción articuladas entre sí: fortalecer la investigación, incorporar la perspectiva en la formación docente y actualizar los currículos y materiales pedagógicos. Estas recomendaciones no requieren crear nuevas estructuras institucionales, sino aprovechar losmarcosypolíticasexistentes, aumentando su coherencia conceptual y su capacidad de implementación. 1. FORTALECER LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA SOBRE VIOLENCIA SIMBÓLICA Actualmente no existen datos sistemáticos ni evidencia empírica suficiente sobre cómo se manifiesta la violencia simbólica en los distintos niveles educativos. Esta carencia dificulta la formulación, seguimiento y evaluación de políticas efectivas. Por ello, se recomienda impulsar líneas de investigación interdisciplinarias y proyectos educativos pilotoquepermitan construir diagnósticos situados, identificar patrones de reproducción de desigualdad y generar insumos específicos para el diseño de políticas públicas. La evidencia científica es clave para orientar intervenciones eficaces y sostenibles (Suazo, Saracostti & Chaple- Gil, 2025). El fortalecimiento de la investigación debe incluir la participación de universidades, centros de estudios y comunidades escolares, con el fin de integrar el conocimiento académico con las experiencias locales de docentes y estudiantes. 2. INCORPORAR LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y LAVIOLENCIA SIMBÓLICA EN LA FORMACIÓN DOCENTE La formación docente es un eje estratégico para transformar las prácticasquereproducendesigualdades. Se propone incluir módulos obligatorios sobre violencia simbólica y perspectiva de género tanto en la formación inicial como en la capacitación continua al profesorado. Estos módulos deben entregar herramientas conceptuales y pedagógicas que permitan reconocer las formas sutiles en que opera la violencia –como el lenguaje, las expectativas diferenciadas, la distribución del poder dentro del aula o el trato desigual–, promoviendo interacciones basadas en el respeto y la igualdad. El perfeccionamiento docente debe ser continuo y contextualizado, considerando las realidades territoriales y socioculturales de las comunidades educativas. 3. INCORPORAR LA VIOLENCIA SIMBÓLICA EN EL CURRÍCULO ESCOLAR Y LOS MATERIALES PEDAGÓGICOS El Ministerio de Educación, el Consejo Nacional de Educación y las instituciones educativas deben incluir el concepto de violencia simbólica en las políticas educativas y bases curriculares, adecuándolo a las etapas de desarrollo cognitivo y socioemocional de niños, niñas y adolescentes. Primer ciclo: promover la toma de conciencia a través de juegos, lecturas y actividades que permitan identificar diferencias injustas o estereotipos de forma didáctica (Lignier, 2021). Segundo ciclo: introducir el concepto Recomendaciones específicas para la política pública
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