Núcleos I+D+I: Del Estado del Arte a la Agenda Pública

Sistemas Territoriales Complejos (SITEC) 54 54 Resumen En Chile, la participación ciudadana continúa siendo un desafío, especialmente en comunas con alta complejidad territorial, donde factores socioeconómicos y geográficos dificultan la inclusión activa de la ciudadanía en la toma de decisiones. Aunque la Ley Nro. 20.500 busca fortalecer la participación ciudadana, su implementación ha sido insuficiente. Muchas organizaciones comunitarias siguen dependiendo de la intervención municipal para gestionar recursos o proyectos, lo que mantiene un modeloasistencialistaque limitasuautonomía y capacidad de incidencia (Montecinos & Contreras, 2021). Desde una mirada sistémica, se plantea que los municipios deben pasar de ser meros tomadores de decisiones a actuar como facilitadores de la autonomía y la participación comunitaria. Esto implica promover estrategias que fomenten una participación más horizontal, donde las organizaciones desempeñen un rol más activo en la toma de decisiones. Fortalecer su autonomía permitiría que las políticas públicas respondan de manera más efectiva a las necesidades del territorio (Rojas, 2024). En este contexto, se recomienda actualizar el marco legal vigente, incorporando un enfoque inclusivo y participativo que favorezca la autogestión y la incidencia de las organizaciones comunitarias. Este enfoque – basado en la autonomía sistémica– busca transformar la manera en que se concibe la participación y la relación entre Estado y comunidad en Chile. Problema que busca abordar En Chile, la participación ciudadana a nivel municipal enfrenta una brecha persistente entre el marco normativo y su aplicación efectiva en los territorios. A pesar de avances legislativos como la Ley Nro. 19.418 sobre organizaciones comunitarias y la Ley Nro. 20.500 sobre participación ciudadana en la gestión pública, los municipios muestran resultados dispares: algunos han desarrollado mecanismos vinculantes, mientras otros mantienen instancias formales, dependientes de liderazgos individuales (García&Sanhueza, 2024). Esta situación refleja una participación acotada, consultiva y poco incidente, que reproduce dinámicas asistencialistas y jerárquicas (Rojas, 2024). La problemática se agrava en comunas con alta complejidad territorial, donde la exclusión social, la fragmentación y la precariedad institucional limitan aún más la autonomía de las organizaciones comunitarias (Gonzáles, 2014). En estos contextos, la participación suele ser débil, discontinua y subordinada a marcos institucionales centralizados, lo que impide que los actores locales se reconozcan como protagonistas en la construcción de lo público. Frente a ello, se plantea la necesidad de fortalecer la autonomía sistémica, entendida como la capacidad de las organizaciones comunitarias para autorregularse y mantenerse activas por sus propios medios – en tanto sistemas autopoiéticos que aprenden y se adaptan al entorno–, con el fin de incidir en las decisiones públicas desde relaciones más horizontales con las instituciones (Mascareño, 2011; Montecinos & Contreras, 2021). Desafíos de la gestión comunitaria en territorios complejos: hacia una autonomía sistémica en la participación ciudadana Autoras: Florencia Carrizo P, Javiera Candia B. y Yarella Veas E.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=