Ars Moriendi: reflexiones en torno a la muerte

55 Estos difuntos, que han sido “canonizados popularmente”, pueden clasificarse en cuatro categorías. La primera hace referencia a aquel difunto excepcional, quien tenía una vida ejemplar antes de su muerte, hacía el bien y era un santo en vida. En la segunda está aquel difunto común que, a pesar de poseer una vida ordinaria y no merecerlo, muere de forma trágica, en lo que se considera una “mala muerte”. Se tiene también al héroe o mártir, quien realizó actos legendarios que lo hicieron una persona distinguida, o que dio su vida heroicamente. Por último, se tiene al pecador o delincuente, tras cuyas infracciones se creía que su vida post mortem estaba condicio- nada; a pesar de esto, una muerte violenta le otorga una oportunidad de redención. De todas formas, ya sean dirigidas a un ser sobrenatural o a un difunto, es im- presionante la gran variedad de ofrendas que pueden ser realizadas por los fieles. Las más conocidas y ofrecidas son las invocaciones, correspondientes a cuadros o tablillas votivas, donde las personas invocan poderes celestiales; prometiendo donar un obje- to en retribución (Rodríguez, 1996). Dentro de estas tablillas votivas o placas pueden presentarse el nombre y ape- llido del enfermo y/o accidentado, la razón del que hace la rogativa, la fecha del suceso o cuando se hizo la entrega de la petición, la referencia del sujeto que hace la rogativa, la persona sagrada a quien se le hace la petición y la fórmula imprecatoria; es decir, si la persona se está encomendando, implorando, pidiendo de todo corazón y/o convocando auxilio, lo que también suele encontrarse plasmado en dichas placas de agradecimientos por el favor concedido (Rodríguez, 1985). Por otra parte, se encuentran las peticiones simbólicas, correspondientes a objetos materiales que simbolizan la acción milagrosa por la cual se realiza la solicitud; debido a que le aqueja un cálculo renal, por ejemplo, se ofrecen cadenas, figuritas y láminas que representan las partes del cuerpo humano (Rodríguez, 1996). También en esta categoría se tienen objetos personales y donaciones, como lo son alfombras, bancos, además de velas, cirios y agradecimientos en la prensa por los favores recibi- dos (Reder, 2013). Sea cual sea el tipo de ofrenda, la decisión individual de manifestar en un objeto el relato personal de un hecho que el devoto considera milagroso, escapa de la esfera de lo privado y pasa a la esfera de lo social, ya que es expuesto en un espacio públi- co, en donde el objeto contribuye a aumentar la fama del ser sobrenatural o difunto milagroso. En consecuencia, los artistas que producen el exvoto son los protagonistas de la acción milagrosa, agentes que atestiguaron un suceso milagroso que involucra un profundo acto de fe (Rodríguez y Monzón, 2008).

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