Las responsabilidades de los Estados frente a la crisis climática. Litigios globales y derecho internacional

14 Ezio Costa Cordella / Pilar Moraga Sariego Si bien existen diversas concepciones de la justicia, algunos principios fundamentales permanecen constantes. Valores como la equidad, la igualdad y la responsabilidad constituyen la base de los distintos sistemas jurídicos en todo el mundo. Aunque cada socie- dad interpreta y aplica la justicia de manera única, estos ideales compartidos proporcionan un fundamento común que orienta la búsqueda de una sociedad equilibrada y justa. La justicia es esencial para la estabilidad de las relaciones humanas y el mantenimiento de la paz. Cuando las personas perciben que sus derechos están pro- tegidos y que los conflictos se resuelven con equidad, la sociedad se fortalece y se vuelve más cohesionada y resiliente, sentando las bases para una paz duradera. La justicia no es patrimonio exclusivo de enfoques idealistas o radicales; un verdadero pragmatismo estaría incompleto sin una consideración adecuada de la justicia. Las soluciones prácticas que ignoran la justicia y la equidad no abordan las causas estructurales del conflicto y la desigualdad y, por ende, corren un alto riesgo de ser ineficaces. Garantizar la justicia en la toma de decisiones no so- lo las hace más viables a largo plazo, sino que también fortalece su legitimidad, al tener en cuenta los derechos y el bienestar de todas las partes involucradas. Uno de los principios esenciales de la justicia es el reconoci- miento del valor intrínseco de la vida, concepto que, en el caso de los seres humanos, se traduce en la dignidad. Esta dignidad implica no solo el reconocimiento del valor inherente de cada persona, sino también la obligación de respetar y proteger la vida en todas sus formas. Además, la justicia introduce la noción de responsabilidad: las personas, las instituciones y los Estados deben rendir cuentas no solo por sus acciones inmediatas, sino también por sus conse- cuencias a largo plazo. Esta idea de responsabilidad, tanto en el ámbito social como en el ambiental, es fundamental para un marco de justicia que considere el bienestar colectivo y el impacto de cada decisión en los demás.