Libro de Actas. 2° Congreso de Educación y Pedagogía

Libro de Actas 2° Congreso de Educación y Pedagogía de la Universidad de Chile. CEDUP 2025 Santiago, Chile 15-17 enero 2025 379 acciones y sentires ambivalentes en el despliegue y complicidad del juego libre de los niños y niñas. Al respecto nos preguntamos ¿qué rebeliones de les niñes se presentan en el lugar de sus cuidados bajo instituciones de protección? ¿qué significados de las rebeliones de les niñes? La rebelión y en palabras de Holloway nos dice que la rebelión es contra el poder que nos cubre y nos minimiza “El poder - hacer existe como poder-sobre, pero el poder-hacer está sujeto a y en rebelión contra el poder-sobre, y el poder-sobre no es nada más que la metamorfosis del poder- hacer y, por lo tanto, absolutamente dependiente de él” (p.71). Aquí aparece el juego en tanto actividad libre nos dice Huizinga (1972), en el juego, se inscribe la biografía del cuerpo en su expresión más profunda (Abad, 2008) un cuerpo que evoca emoción de ese juego que es rebelión y se implica en la búsqueda de la desalienación; un ejercicio político que se va haciendo cuerpo y por ende sujeto (Soto, 2024). Maturana (2003) significa el sentir que hace del vivir en el juego. La conexión cuerpo y emociones y el lugar de la infancia en el cuidado, nos permite analizar la sociedad. Desde la sociología del cuerpo y emociones nos develan construcción y reproducción de significaciones de cuerpos como locus del conflicto social, dominación y rebelión, prácticas del sentir colonizadoras de lo social (Scribano, 2012), donde el contexto institucional, hacen cuerpo las políticas del cuidado (Goffman; Simmel 2013). Las acciones de las niñeces nos develan una presencia incesante en el tránsito de un juego negado/juego vivenciado. La experiencia del juego es transmisora de vida, donde lo rígido pasó a otra disposición momentánea corporal al juego, el cual se va significando no como mero recurso, sino, como un modo de estar, el juego como fin en sí mismo. La libertad que nos habla el juego y en tanto sus significados, nos permite reconocer que somos cuerpo con memoria, un territorio de interacciones en que se relata y se convoca. Se logra distinguir que subvertir las prácticas de dominación hacia la niñez, es un imperativo ético en nuestra relación con el sujeto de la niñez. El juego se logra visibilizar en tensión permanente, porque la repetición y normatividad de las maneras sociales de enfrentar las tribulaciones de la vida originan dolor social. Las distancias entre las necesidades y medios para satisfacerlas, las distancias entre lo que se tiene y lo que se puede acceder, son fuentes de dolor social (Scribano, 2007). Se devela un malestar y tensiones en las vivencias del cuidado. El juego infantil necesita de una pedagogía que lo aloje, pues, el juego es un todo, su potencial emancipador expresivo aparece en la subversión. Las prácticas del sentir, y las vivencias con la niñez dan cuenta de una vital

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