Sequía y escasez hídrica: mejoras institucionales y regulatorias en materia de aguas
13 Págs. 3 - 28 1. EL DERECHO HUMANO ALAGUA: UNAMIRADA DESDE LA ÉTICAAMBIENTAL C apítulo I: M edio ambiente y derechos humanos reconocimiento o no de la existencia de derechos para un ente fuera de lo estrictamente humano, a lo que se ha denominado naturaleza. El desarrollo jurisprudencial y doctrinario de los derechos de la natura- leza poseen como base principal el trabajo que se viene realizando desde el siglo XX hasta nuestra actualidad, y que dice relación con el estable- cimiento y estudio de éticas ambientales que puedan dar respuesta a los requerimientos que como humanidad necesitamos para relacionarnos de mejor manera con el resto del planeta. En palabras breves y sencillas, la ética como disciplina filosófica bus- ca reflexionar acerca de cuál es la vida buena, de cómo debemos vivir y relacionarnos con nuestro entorno. Es desde ahí que la ética se relaciona cotidianamente con lo bueno, ya que la moral, como su objeto de estudio, nos otorga los lineamientos bajo los cuales la sociedad en determinado tiempo y lugar considera lo que es bueno y malo 29 . En tal sentido, el ámbito de lo medioambiental o directamente de nuestra relación con la naturaleza tampoco escapa a consideraciones éticas, y es desde este escenario que se hace necesario el desarrollo de una ética ambiental. Como se ha dicho, la ética ambiental histórica se ha desarrollado bajo un antropocentrismo exacerbado en donde la percepción de lo moralmente valioso dice relación exclusivamente con el ser humano y lo que sea útil y beneficioso para él; sin embargo, una segunda y nueva forma de plantear una ética ambiental busca ampliar el ámbito de aplicación del valor moral, es decir, desarrollar una nueva teoría del valor a través de una toma de conciencia paulatina acerca de lo que consideramos moralmente atendible. De esta manera, cuando nacemos, tenemos un ámbito de lo valioso bastante restringido, en donde nuestra conciencia, aún no desarrollada del todo, se centra en lo que nos rodea, vale decir, nuestra familia, nuestro ho- gar. El ámbito de lo valioso, a medida que crecemos y vamos desarrollan- do una mayor conciencia de nuestro entorno, se va extendiendo a nuestra familia mayor, a nuestro vecindario, a nuestra comunidad educativa, hasta que, poco a poco, tomamos conciencia y asignamos valor a la sociedad. Los pensadores y pensadoras que han desarrollado aportes tanto a la ética animal como ambiental proponen que el ámbito de lo moralmente valioso se puede extender, en un principio, por ejemplo, a los que podemos llamar 29 V aldés (2010), p. 7.
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