Política y sociedad en Chile 2023-2024

Manuel Antonio Garretón y Silvia Lamadrid (Coords.) - 78 - sistemas de salud, educación, trabajo y previsión para brindarnos seguridad frente a las coyunturas críticas de la vida. ¿Cómo explicarse estos temores en el contexto de un país en fuerte creci- miento y con activos procesos de integración social? El PNUD hipotetizaba que la principal explicación estaba en los débiles mecanismos de seguridad social que poseía la sociedad chilena, además de las importantes diferencias en las condiciones de vida que generaban desigualdades al momento de aprove- char las oportunidades que ofrecía en desarrollo nacional. Finalmente, el diagnóstico del año 1998 puntualizaba que el malestar que recorría la sociedad chilena derivaba más de un riesgo que de una realidad, de forma que la mayoría de la población reconocía que vivía mucho mejor que las generaciones anteriores, al tiempo que se trataba de un malestar privatiza- do (cada persona lo refería a sí misma o su familia, sin tematizarlo como un problema colectivo) e inactivo políticamente (no se expresaba en protestas o manifestaciones). Entonces, y a la luz de los resultados de las encuestas más recientes, ¿qué elementos de continuidad y cambio existen entre este malestar y el que pode- mos constatar hoy en día? En primer lugar, respecto de los tres miedos identificados por el Informe del PNUD del año 1998, la evidencia actual nos muestra que algunos se han profundizado, mientras que otros al menos se mantienen en altos niveles. Un caso claro de profundización parece constatarse en el caso del miedo al otro, en que no solo el temor a la delincuencia ha aumentado a lo largo del tiempo (ver la figura 1 que muestra cómo ha aumentado la importancia de la delincuencia como problema para la población), sino que a la figura del delincuente como fuente de inseguridad se suma el miedo al narcotráfico, a la corrupción y a los inmigrantes, que la mayor parte de las encuestas señalan como crecientes en los últimos años. Algo muy parecido puede señalarse respecto del miedo a la exclusión: los problemas en atención en salud, las desigualdades en la calidad de la educa- ción y la baja capacidad de las pensiones para sostener niveles de vida adecua- dos ya no son riesgos, sino realidades para la mayor parte de la población que evalúa mal o muy mal esos sistemas. Al mismo tiempo, el miedo a la pérdida del trabajo o a la cesantía ha estado en los más altos niveles de prioridad para la población en los últimos años.

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