Política y sociedad en Chile 2023-2024
Manuel Antonio Garretón y Silvia Lamadrid (Coords.) - 66 - Algo similar muestra la encuesta Cadem de la primera semana de junio de 2024, en que la mayoría de quienes contestan se orientan por el “aborto con causales como es ahora” (53 %), aunque una importante minoría apoya un aborto libre hasta las 14 semanas (22 %) o totalmente libre (10 %), en tanto que solo un 15 % está por prohibir el aborto. En resumen, en un contexto general y de largo plazo de tendencia a una liberalización de las normas y valores asociados a las relaciones de género y sexuales, el anuncio de una nueva ley sobre el aborto pudo haber constitui- do un intento de sintonizar con estas transformaciones. El problema fue que anunciarlo en forma tan ambigua como “proyecto de ley de aborto legal” pue- de ser leído como una propuesta de aborto irrestricto, que de hecho sí es una posición minoritaria, posiblemente arraigada en su gran mayoría entre los partidarios del Gobierno. No obstante, si esta propuesta hubiera sido tematizada consistentemente como un debate evaluativo y un perfeccionamiento de la ley de aborto con causales actualmente vigente, tal como parecía intentarse en la frase que ante- cedió al anuncio, en que se habló justamente de evaluar la aplicación de dicha ley y dar un debate democrático respecto de posibles cambios, el presidente habría podido conectar con mayorías más sustantivas de la población, partida- rias de que la legislación se adapte a la liberalización de las costumbres sexuales y de género. Quizá entonces lo que encasilla en un nicho la propuesta de una nueva ley de aborto no es el simple hecho de su propuesta, sino el discurso con que se la propone: en primer lugar, denominarla “ley de aborto legal” sin delimi- taciones, y en segundo lugar, rodear su anuncio de afirmaciones que parecen más llamados a la movilización que a discutir y aprobar una ley: “pese a que algunos diputados hombres se opongan”, “el compromiso que anima a nues- tro Gobierno de avanzar y de no retroceder” o “las mujeres de Chile merecen su derecho a decidir”. La pregunta entonces es si el encasillar en un nicho la propuesta realiza- da fue algo planificado, transformándola en un llamado a los partidarios del Gobierno a costa de saber que aumentaban las posibilidades de su rechazo, o si fueron los acontecimientos (con diputados saliendo de la sala) quienes incidieron en el discurso presidencial, polarizando una propuesta que quizás podría haber tenido mayor sustento social.
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