Política y sociedad en Chile 2023-2024
Manuel Antonio Garretón y Silvia Lamadrid (Coords.) - 36 - puesta constitucional que corresponde a esos consejeros elegidos. Se rechaza con el 56 % de los votos. Por cierto, hay algunos cambios importantes en las reglas de votación, pues en la primitiva aprobación a la idea de tener una nueva Constitución y en la elección de los correspondientes convencionales existe inscripción automática de los electores y el voto es voluntario, mientras que en el plebiscito de salida del primer proyecto, en la elección de consejeros para el segundo y en el ple- biscito final hay inscripción automática y voto obligatorio, lo que aumenta casi al doble la votación anterior. Se podía especular que los desconocidos de siempre, apolíticos contumaces, al ser obligados a votar inclinaron la balanza para otro lado, un lado más a la derecha. Pero esos cambios de votación voluntaria a obligatoria no explican todo. Pueden explicar que el plebiscito de salida del primer intento sea rechazado, dado que los que aprobaron tener una nueva constitución y los que eligieron a los convencionales no son los mismos que en el plebiscito de salida la recha- zaron. Sin embargo, en el segundo intento constitucional eso no ocurre, pues son los mismos votantes quienes primero eligen a los consejeros de derecha y luego rechazan la constitución elaborada por esos queridos consejeros. No deja de ser raro. Lo raro es que no se entiende la racionalidad de los votantes, aunque siem- pre se puede inventar explicaciones para la quinta pata del gato y se inventan. Pero el comportamiento humano es mucho más complejo que una simple adecuación lógica. Sin ánimo de ofender ni de discutir (prefiero darle la razón aunque no la tenga), hay una pequeña diferencia entre considerar que los estudios so- ciales pretenden dar explicaciones racionales del comportamiento humano y considerar que el comportamiento humano es racional. Lo primero, buscar explicaciones racionales, es lo aceptado en el desarrollo del conocimiento, es- pecialmente en el que tiene pretensiones científicas. Lo segundo, el considerar que el comportamiento humano es racional, solo puede servir para construir modelos ideales para evaluar cuanto se acerca o aleja el comportamiento real humano de ese modelo. Cuando se hace un análisis político parece convenien- te tener en cuenta esto y no atribuir al comportamiento político un cálculo estrictamente racional de acuerdo a determinados objetivos que se imaginan. La supuesta teoría de la selección racional es un bonito juego al respecto. No puede fallar si la imaginación no falla. Las acciones sociales se realizan en determinadas condiciones, que no solo delimitan las posibilidades de racionalidad, sino que generan sentimientos que derivan a opiniones y actitudes. Por eso puede ser pertinente recordar,
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