Política y sociedad en Chile 2023-2024

- 35 - ¿Fin del proceso? Recordando con risa Rodrigo Baño Algunos con alivio, otros con resignación y los más con indiferencia, tienden actualmente a dar por cerrado un ciclo, un proceso o, a lo menos, un mo- mento. Para algunos fue simplemente una pérdida de tiempo, de recursos, de verborrea, de juegos de apuestas, de paciencia; para otros una gran pérdida de oportunidades; para otros ni me acuerdo. Los hay, románticos y de bue- nas intenciones, que recitan pasajes sobre la importancia del camino, pues el punto de llegada es solo un pretexto para la caminata y ahí está Ulises de viaje. Los hay que rescatan la astucia política de una salida institucional que evitó la catástrofe. En fin, ánimo de en fin. Pero el honesto analista no entiende nada, porque para empezar no entiende siquiera lo que se da como punto de partida: “el estallido”. ¿Qué fue eso del estallido? Hay muchas descripciones, interpre- taciones y relatos en tiempo largo y en tiempo corto, pero no resultan muy convincentes, porque un estallido no es una bala de cañón que tiene origen y destino, de manera que en el estallido no se puede saber desde dónde parte y cuál es el enemigo. No es casual que el estallido no tenga organizaciones ni líderes; no es casual que no tenga una consigna central que identifique el grito (Constitución no gritaba nadie). Los rayados en las murallas los hacen los pocos que tienen pintura para hacerlo, quemar, robar, destruir es cuestión de oportunidades. Pasa el tiempo y cada vez se hace más difícil entender el estallido. Inicial- mente se tomó como una gran protesta social contra un orden injusto y abu- sivo; los poderosos estaban asustados y se declaraban dispuestos a compartir sus privilegios. Después fue visto como el tema de la violencia que desplazaba a la política. Más tarde avanza la derecha y va ganando hegemonía el tema de la delincuencia. Mientras, se jugaba a las constituciones hasta el punto cero. El itinerario constitucional resulta sorprendente: se aprueba por el 78 % de los votantes tener una nueva Constitución; se elige una Convención Cons- titucional absolutamente radicalizada hacia la izquierda que logra más de 2/3 de sus componentes y sale un proyecto consecuente. Se rechaza el texto pro- puesto con el 62 % de la votación. Hasta ahí incomprensible, pero falta. Se inicia un nuevo trámite constitu- cional y los votantes eligen más de dos tercios de Consejeros Constitucionales de derecha, especialmente de la derecha más dura, se presenta la nueva pro-

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