Política y sociedad en Chile 2023-2024
POLÍTICA Y SOCIEDAD EN CHILE 2023-2024 - 175 - Acá recae, precisamente, el segundo tipo de desafíos enunciado al comienzo de esta columna: los desafíos internos al movimiento sindical. De anunciarse, el proyecto de ley sobre negociación colectiva generará seguramente debate público sobre el rol de los sindicatos en la sociedad chilena actual. Tal como en periodos anteriores de reforma laboral (por ejemplo, entre 1990 - 1993, 2001 – 2022 y 2015 – 2016), es probable que actores ligados a la derecha y al gran em- presariado —desde partidos políticos hasta la misma CPC— se posicionen públicamente en contra de cualquier cambio que busque centralizar la nego- ciación colectiva y derogar las normas que debilitan por la vía legal el poder de negociación de los sindicatos (por ejemplo, los artículos que promueven el “paralelismo sindical” en las empresas). En este contexto, la CUT debería trabajar para promover espacios de unidad en donde los sindicatos, incluidos aquellos que no están afiliados a ella, concuerden estrategias de acción unita- rias no solo frente al proyecto de reforma como tal, sino también frente a los actores políticos que por acción u omisión se opondrán a cualquier intento por fortalecer el derecho a la negociación colectiva y el poder de los sindicatos. El desafío de la unidad no es menor. Como se sabe, el sistema de rela- ciones laborales está diseñado para promover la fragmentación sindical, es decir, la proliferación de muchos sindicatos de empresa, con pocos afiliados y débiles. Más aún, este año la CUT enfrentará un proceso electoral en el cual se elegirá a su directiva para los próximos 4 años. En la investigación recién señalada, estudié por qué en décadas pasadas algunas elecciones de la CUT fueron acompañadas de diversos conflictos entre dirigentes sindicales que, en casos extremos, terminaron con sindicatos desafiliándose de la central sindi- cal. Según pude observar, parte del problema radica en las dificultades para identificar adecuadamente el número de votantes y para construir el padrón electoral. A diferencia de las elecciones en la CPC, en donde el resultado tien- de a definirse por acuerdos preelectorales entre las asociaciones sectoriales que la forman, en la CUT las elecciones son competitivas, entre listas que agrupan a varios sindicatos. La competencia entre listas electorales es, por supuesto, sana y necesaria. El problema, muy frecuente en las décadas de 1990 y 2000 y observado en algunas elecciones en la década pasada, es que cuando alguna de las partes en competencia perdía la elección, cuestionaba los resultados levantando sospechas sobre el padrón electoral. Más allá de si dichas sospe- chas eran fundadas o no, ellas le restaban legitimidad a la elección como tal. Este tipo de conflictos, sumados a la campaña interesada de actores ajenos al sindicalismo, terminaban inevitablemente desprestigiando el trabajo de los/ as dirigentes sindicales, amplificando los conflictos entre sindicatos y debili- tando la capacidad de la CUT para construir poder asociativo. Esto, en total contraposición a las elecciones la CPC, las cuales, al estar basadas en acuerdos preelectorales, se desarrollan en un marco no competitivo que evita que las
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