Política y sociedad en Chile 2023-2024

- 173 - Perspectivas y desafíos del movimiento sindical para el último año de Gobierno de Gabriel Boric (2025) Pablo Pérez Ahumada El año 2024 cerró con un debate político centrado casi exclusivamente en la reforma previsional. Más allá de no satisfacer a amplios sectores de la izquierda y centroizquierda, el aparente acuerdo alcanzado en torno a dicha reforma abre la posibilidad de nuevas discusiones en la agenda laboral del Gobierno. Así, asumiendo que la reforma previsional pasa las instancias legislativas res- pectivas, es muy probable que la discusión laboral del último año de gobierno de Gabriel Boric gire en torno al proyecto de negociación colectiva por rama de actividad económica (“negociación multinivel”), anunciado varias veces durante 2024. Esto hace suponer que este 2025 traerá consigo varios desafíos para el mo- vimiento sindical. Estos desafíos están asociados tanto al contexto político-so- cial del país como a dinámicas internas al propio sindicalismo nacional. En relación con el contexto político-social, el país sigue estando atravesado por la confrontación entre las posturas políticas que han articulado el conflic- to social en la últimas década y media (particularmente, entre aquellas postu- ras que pretenden desmantelar las instituciones pilares del régimen neoliberal en Chile y aquellas que defienden celosamente su continuidad). A pesar del carácter eminentemente político de este debate, el año 2024 fue un año de muy pocas movilizaciones sociales. Para enfrentar ese contexto de desmovilización, durante el 2024 la Cen- tral Unitaria de Trabajadores y Trabajadoras (CUT) hizo varios intentos por reactivar la movilización social. Ejemplo claro de ello son los llamados a paro nacional del 11 de abril y del 28 de noviembre (este último, ocurrido en el marco de la negociación por el reajuste salarial del sector público y en defensa de la estabilidad laboral de dichos trabajadores). Como planteé en otra colum- na, este tipo de iniciativas son muestra de la apuesta de la CUT por comenzar a cumplir un rol dinamizador de la movilización social y de articulación de demandas sociales. Este rol es positivo por dos grandes razones. Primero, porque puede em- pujar la incipiente reactivación sindical observada luego de la pandemia. Un

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