Política y sociedad en Chile 2023-2024

POLÍTICA Y SOCIEDAD EN CHILE 2023-2024 - 157 - Respecto de los activistas, su discurso sobre el estallido social y sus resul- tados es menos negativo, pues si bien se observa una importante desmoraliza- ción, mantienen la esperanza de la aparición de un movimiento futuro. Ellos tienden a concebir el estallido social como un despertar popular, un encuentro colectivo que se enfrentó a fuertes poderes que, pese a la fuerza del estallido, lograron imponerse comunicacionalmente. Por ello, apuntan a las fake news como una causa central del fracaso del proceso constituyente, así como a la existencia de una sociedad con un insuficiente nivel cultural o educacional como para resistir a dichos poderes. En algunos casos se agrega al diagnóstico anterior lo perjudicial que fue la ausencia de un liderazgo claro capaz de con- ducir el proceso. Entonces ¿qué quedó del estallido social? Dentro de los grupos más opti- mistas y entre los activistas, habría quedado la evidencia de que “el pueblo” tiene la fuerza y la autoconciencia como para movilizarse en pos de cambios sociales. Sin embargo, los sectores menos politizados y movilizados no consi- deran que haya quedado algo realmente. Su lectura del proceso es casi total- mente negativa o desesperanzada. En términos comparativos, podría sostenerse que los estallidos sociales no generan cambios sustantivos por sí solos, porque precisamente se caracterizan por la ausencia de una organización o liderazgo capaz de conducir y opera- cionalizar las demandas de transformación. Son revueltas que expresan un malestar. Ahora bien, lo que dejan es el espacio para su salida, en que pueden surgir movimientos que otorguen un sentido de proyecto a las movilizaciones, o que bien se posicionen como reacción a ellas. En Chile, la propuesta de la Convención puede considerarse un intento por construir un proyecto centra- do en las reivindicaciones levantadas en 2019, que no obstante fue rechazado de forma contundente por la votación popular. También es importante considerar que el estallido social puede considerar- se no solo como una continuación del ciclo de protestas iniciado en 2011, sino también como el quiebre de dicho proceso. En ese sentido, se debe reconocer que el escenario actual es muy diferente a aquel de inicios de la década pasada. Posterior a 2019, y como producto del resultado de la Convención Constitu- cional, los movimientos sociales se debilitaron y creció la sospecha ciudadana respecto de un posible alejamiento de sus bases ciudadanas o populares. En tanto alternativa a los partidos políticos (rol que jugaron especialmente en el proceso de la Convención Constitucional), quedaron relativamente deslegi- timados y pasaron a ser vistos por una parte de los ciudadanos como equi- valentes a los políticos tradicionales, es decir, como una nueva élite igual de desconectada de la realidad de las personas comunes. La serie de escándalos de los constituyentes durante la elaboración de la propuesta constitucional habría jugado un rol crucial en el nacimiento de esta percepción. Podríamos entender

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