Política y sociedad en Chile 2023-2024
POLÍTICA Y SOCIEDAD EN CHILE 2023-2024 - 143 - El dato resulta perturbador si se compara con los avances presentados: una institucionalidad que promueve la participación de las mujeres en la vida pública en general, cambios legales y políticas sociales que apoyan ese proceso, presencia de un movimiento feminista a nivel nacional y con influencia en partidos políticos progresistas (gobierno “feminista”). Y nos obliga a recono- cer que la “igualdad sustantiva” es bastante más difícil de alcanzar de lo que parece, porque el sistema patriarcal es una compleja red que ata, articula y produce sujetos en varios niveles, desde lo macro social a lo micro social, a las subjetividades e identidades sociales. Considerando la fortaleza de un sistema de relaciones de género que ha pervivido transformándose continuamente, adecuándose a los desafíos que surgen de los cambios estructurales y coyunturales, conservando su esencia de sistema expoliador en beneficio del género dominante, los procesos que hemos vivido en los últimos años en Chile, que nos conmovieron e ilusiona- ron, parecen apenas pequeños arañazos de los cuales el sistema autopoyético se recupera con más facilidad que nosotras de los desgastes de luchas que se agregan a las inagotables tareas cotidianas de las mujeres (cuidar, cocinar, lavar, estudiar, proveer, enseñar, curar, amar, etc.). Las dificultades del cambio se hacen particularmente visibles en una situa- ción de crisis como la vivida ante la denuncia de violación contra el subsecre- tario Monsalve. Que además contiene la complejidad de ocurrir en las altas esferas del poder político, donde las desigualdades de género se articulan con las desigualdades de capitales sociales, culturales y económicos. Algo de eso vimos en las luchas al interior de la universidad, donde la movi- lización de las estudiantes (en un contexto de movilizaciones estudiantiles …) se hizo para luchar contra quienes utilizaban las desigualdades de género y de poder para acosar y abusar de las jóvenes, hasta entonces impunemente. El es- pacio estudiantil ha sido uno de los más propicios para organizar estas luchas, ya que es un espacio donde se encuentran cotidianamente grandes números de mujeres y, aunque la edad y la situación de “alumna” es una desigualdad importante, se trata de una élite juvenil. Sin embargo, la movilización se dio precisamente porque las voces de las estudiantes denunciando los abusos no eran acogidas por las autoridades, y se vieron casos de protección a victimarios por parte de destacados académicos, tanto por las vías institucionales internas (recontratación de profesores despedidos) como en declaraciones públicas que pretendían invalidar las voces de las víctimas y de las estudiantes movilizadas. La tensión entre los cambios institucionales, los discursos públicos y los discursos privados que señala el informe nos informan de algo bastante sabi- do: los cambios institucionales que se obtienen con las movilizaciones suelen tener un ritmo más rápido que los cambios culturales. Ha sido posible le-
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