Política y sociedad en Chile 2023-2024
POLÍTICA Y SOCIEDAD EN CHILE 2023-2024 - 125 - Destacar estos intentos de la CUT por articular demandas y proyectos de cambio social no significa, en absoluto, desconocer los innumerables proble- mas a los que se enfrenta el movimiento sindical chileno, y que hasta el día de hoy han limitado su desarrollo como actor político nacional. El modelo de relaciones laborales heredado de la dictadura militar no solo limita el derecho a huelga y a negociación colectiva, sino que también promueve la fragmenta- ción de las organizaciones sindicales y restringe su acción al nivel de la empre- sa. Esto produce varios problemas estructurales para el sindicalismo nacional. Entre todos estos problemas, tres son, a mi parecer, los más importantes: 1. Niveles extremadamente altos de fragmentación. En Chile es común ver cientos de sindicatos de empresa y decenas de federaciones o confedera- ciones que se dividen a pesar de que representan exactamente al mismo tipo de trabajadores/as. Esto afecta especialmente la capacidad de las or- ganizaciones de nivel superior, como la CUT, para construir estrategias comunes compartidas por todas las organizaciones de base (¿cómo la di- rigencia de la CUT podría convocar a una asamblea, para tomar acuerdos nacionales, a los más de 12.000 sindicatos activos que actualmente existen en el país?). 2. Dirigencias sindicales atadas a demandas “de nivel de empresa” y, por lo tanto, con pocas herramientas para pensar el rol de los sindicatos a nivel de rama de actividad económica o a nivel nacional. Entre otras cosas, esto se traduce en que muchos sindicatos de base no vean la necesidad de agruparse con otros sindicatos en instancias de nivel superior, como confederaciones o centrales sindicales. 3. Organizaciones sindicales de todos los niveles (desde sindicatos de base hasta centrales sindicales) que son débiles económica y organizacional- mente. Como resultado de ello, las organizaciones de nivel superior (como las confederaciones) tienen pocas capacidades e infraestructura para orga- nizarse y crecer. Asimismo, dado los problemas de financiamiento, las capacidades técnicas de centrales como la CUT son bajas, lo cual afecta su poder para participar “de igual a igual” en debates sobre políticas públicas. Todas estas dificultades no son de fácil solución, ya que tienen una base institucional que, por tres décadas, no ha podido se transformada. Sin em- bargo, aun reconociendo estas dificultades, el movimiento sindical no debería echar pie atrás al rol dinamizador que incipientemente parece estar tomando luego de la convocatoria del 11 de abril. Para que dicho rol rinda sus frutos, es importante que la CUT siga haciendo esfuerzos concretos para convocar a otras organizaciones sociales, incluyendo a sindicatos que por diversas razo- nes no están afiliados a ella. La experiencia histórica nacional e internacional
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