Política y sociedad en Chile 2023-2024

Manuel Antonio Garretón y Silvia Lamadrid (Coords.) - 124 - ramente laboral. Pero ¿en qué consistió dicho rol de articulador de la CUT? ¿Cuáles fueron sus resultados concretos? Desde que se aprobó el llamado a movilización en el Congreso Nacional de la CUT del 11 y 12 de enero, los/as dirigentes de la central sostuvieron reuniones no solo con cientos de sindicatos de base a lo largo de todo el país, sino que también visitaron organizaciones como federaciones estudiantiles, coordinadores de pobladores y pobladoras, e incluso gremios de pequeñas y medianas empresas, como la Convergencia Nacional de Gremios Pyme y Cooperativas de Chile. Esos encuentros resul- taron en el documento titulado “Manifiesto Social”. El manifiesto consta de 11 puntos, entre los que no solo se destacan demandas ya planteadas por el sindicalismo chileno (salario mínimo por sobre el nivel de pobreza, reformas de pensiones y tributaria o negociación colectiva por rama de actividad econó- mica), sino que también se relevan otros temas de interés nacional tales como políticas de seguridad pública integral y de acceso a la vivienda. Más aún, en el documento se hace un llamado explícito a fundar un nuevo modelo de desarrollo, basado en políticas industriales de largo plazo, que promuevan la modernización tecnológica, que generen empleos de calidad, que protejan al medio ambiente y que reconozcan el rol fundamental de las Mipymes y de las cooperativas como forma de agrupación de las unidades productivas de menor tamaño y con orientación exportadora. Estas acciones de la CUT son positivas por varias razones. En primer lugar, porque en un contexto en donde los movimientos sociales parecen haberse quedado “sin proyecto”, este tipo de acciones pueden reactivar discusiones de largo plazo que son fundamentales para la reemergencia de movimientos sociales en el país. En segundo lugar, porque podrían estar reflejando lo que en la literatura internacional ha sido descrito bajo el nombre de “sindicalismo de movimiento social”. Este sindicalismo se sostiene en la idea de que los sindicatos se revitalizan cuando hacen esfuerzos concretos para actuar coordi- nadamente junto a otros movimientos sociales (por ejemplo, organizaciones de pobladores, estudiantes o de Mipymes), para de ese modo pensar el rol que ellos tienen “más allá del lugar de trabajo”. En tercer lugar, las acciones de la CUT son positivas porque ponen en el centro del debate algo que desde el ple- biscito del 4 de septiembre de 2022 muchos quieren olvidar, a saber: que los problemas socioeconómicos que dieron origen al estallido social de octubre de 2019 (particularmente, la demanda por más igualdad social) no desapa- recen por arte de magia luego de una elección, sino que seguirán siendo una fuente de conflictos si no se transforma el modelo político-económico que los genera. En otras palabras, atender el llamado de la CUT es fundamental para pensar seriamente en la construcción de un país más democrático, inclusivo y cohesionado.

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