Política y sociedad en Chile 2023-2024

Manuel Antonio Garretón y Silvia Lamadrid (Coords.) - 108 - ha adquirido el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, transformado hoy en día en el presidente latinoamericano más respetado entre la población chilena. Tampoco examinando las evaluaciones más claramente políticas que hace la población encontramos demasiados cambios. Desde hace muchos meses el actual Gobierno y el presidente Gabriel Boric tienen una baja evaluación ciudadana, pero pese a ello, el presidente aún mantiene entre un 25 a 30 % de respaldo de forma consistente en el tiempo. Como contrapartida, también desde hace muchos meses Evelyn Matthei y José Antonio Kast se mantienen, con leves subidas y bajadas, en los primeros lugares de las opciones para las próximas elecciones presidenciales. También consistentemente con las demandas por orden público de la po- blación, la evaluación de Carabineros y las FF. AA. se han recuperado de los bajos niveles que alcanzaron inmediatamente después del estallido social y no muestran grandes signos de cambio. Examinando con mucho detalle los resultados de las encuestas realizadas entre marzo y abril, las únicas tendencias de cambio más o menos consistentes que es posible detectar, residen en el aumento de importancia de la situación del empleo en Chile como preocupación ciudadana, lo que también se refleja en el empeoramiento relativo de las expectativas para encontrar empleo que declara percibir la población. Estas tendencias de cambio podrían indicar un cambio de prioridades en las demandas de la población hacia necesidades más económicas, pero la tendencia es demasiado reciente para saber si ella se pro- fundizará en el tiempo. En suma, las encuestas actuales no nos ofrecen demasiadas pistas respecto de la evolución futura del clima político-emocional de Chile. Parecemos estar en una situación de estabilidad más que de transformación. Sin embargo, debemos considerar que no siempre la relación de causalidad transcurre desde los climas político-emocionales hacia los hechos políticos, sino que los eventos políticos y los climas emocionales parecen tener una re- lación más bien dialéctica. Un ejemplo de esto lo encontramos en la forma en que interactuaron las principales demandas de la población con el estallido social de octubre de 2019. Si analizamos la relevancia que antes del 18 de oc- tubre tenían las principales demandas sociales que este mismo movimiento le- vantó como exigencias (mejora en las jubilaciones, en la salud, en la educación y en la desigualdad, entre otras), podemos observar que algunas de ellas tenían bastante importancia para la población (especialmente el problema de las ju- bilaciones y la salud), situándose justo después del control de la delincuencia, por ejemplo. En consecuencia, podríamos afirmar que el estallido social fue antecedido por un clima político-emocional que daba mucha importancia a algunas demandas sociales.

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