Política y sociedad en Chile 2023-2024

- 107 - ¿Hacia dónde evoluciona el clima político-emocional en Chile? Rodrigo Asún Una de las más interesantes informaciones que nos entregan las encuestas res- pecto de la posible evolución de un país consiste en la descripción de su clima político-emocional predominante. Y nos interesa ese clima, porque asumimos que el predominio de determinadas configuraciones político-emocionales im- plican determinadas posibilidades de desarrollo político futuro, puesto que algunas posiciones, personajes y partidos políticos representarán mejor que otros ese clima dominante y por ello tenderán a ganar elecciones y/o disfru- tarán de mayor popularidad y apoyo ciudadano. En el caso del Chile actual, es muy claro que impera en la población un clima de malestar con respecto a la marcha del país, que se materializa en importantes demandas por orden social, especificado principalmente en el control de la delincuencia y de la inmigración. Un ejercicio mucho más difícil que podemos arriesgarnos a hacer al mirar los resultados de las principales encuestas nacionales, es tratar de identificar cambios emergentes en las tendencias del clima político-emocional, para in- tentar adelantarnos a posibles situaciones sociales venideras. Hacer ese ejercicio predictivo hoy en día en Chile no solo implica asumir el altísimo riesgo que tiene intentar predecir el futuro, sino que no parece demasiado productivo a la luz de los resultados de las últimas encuestas: todas ellas parecen reportar una situación esencialmente estable, con muy pocas ten- dencias o señales de cambio. De esta forma, desde hace muchos meses (e incluso años), las encuestas muestran una consistente y regular sensación de insatisfacción de las personas con la evolución general y económica del país, lo que ha tendido a deteriorar, aunque en menor medida, la evaluación que hacen de sus propias situaciones personales. También se han establecido hace bastante tiempo como priori- tarias las demandas por el control de la delincuencia, del narcotráfico, de la inmigración y de la corrupción, desplazando desde tiempos de la pandemia a las demandas sociales (educación, salud, previsión y vivienda) de los primeros lugares de preocupación ciudadana. Una interesante traducción política de esta priorización que hace la ciudadanía de sus demandas es el prestigio que

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