Gabriela Mistral y la Universidad de Chile
88 Gabriela Mistral y la Universidad de Chile de la época. Desde Punta Arenas, Gabriela Mistral seguía de cerca la si- tuación nacional y mundial. Según señala Roque Esteban Scarpa en La desterrada en su patria , la ciudad austral en aquellos años contaba con más periódicos que cualquier otra urbe chilena, aparte de Santiago, lo que faci- litaba que Mistral estuviera bastante bien provista de información. No es de sorprender que cuando Gabriela Mistral miraba al futuro, su futuro, sabía que la carencia de título universitario —que marcamos en cursiva en la cita— significaba un problema primordial. Si bien Mistral había sido habilitada por la Escuela Normal de Santiago para ejercer la do- cencia, no había tomado cursos universitarios ni contaba con su título de profesora, lo que frente al mundo “credencialista” abría flancos de críticas. También podía poner en peligro su jubilación del magisterio chileno, que Mistral comenzó a evaluar desde 1919, como indica en una carta a Barrios: “Yo tengo quince años de servicio fiscales. Espero que salga por fin la lei nueva de jubilaciones para dejar a mi mamá la mesada que le doi: $500 i batirme solo por mi vida” 90 . Esa carencia de título universitario sería re- suelta poco más adelante por el Consejo de Instrucción Pública, cuando Mistral ya se había marchado a México. Temuco: un espacio de asilo para los jóvenes perseguidos de la FECH Luego de su intenso trabajo en Punta Arenas, Mistral y Rodig son trasla- dadas a Temuco. Zarparon el 5 de abril de 1920 en el barco Orcoma. Es de suponer que la escritora celebró su cumpleaños número treinta y uno en el mar, pensando en el futuro inmediato. Al asumir la dirección del Liceo de Niñas de Temuco, pasó de una ciudad cosmopolita, portuaria y de muchas lenguas, a una verdadera frontera colonial. Como señala Ma- ría José Barros, Mistral llegaba a una ciudad que le permitió adentrarse en la realidad mapuche del periodo posreduccional, experiencia que sin duda tendría un impacto en su poesía. Según Barros, este fenómeno se reflejaría más tarde en la publicación de algunos poemas vinculados a las 90 Gabriela Mistral, Carta a Eduardo Barrios, 16 de noviembre de 1919 [manuscrito], Biblioteca Hesburgh, University of Notre Dame.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=