Gabriela Mistral y la Universidad de Chile

72 Gabriela Mistral y la Universidad de Chile contexto preparará los borradores de los que serán sin duda sus versos de consagración en la escena nacional. Los Sonetos de la muerte y Los Juegos Florales: desde Los Andes a todo Chile Mientras ejercía como profesora y redactaba materiales pedagógicos du- rante su residencia en la ciudad de Los Andes, Gabriela Mistral concluyó la escritura del tríptico de los Sonetos de la muerte . De aquel trabajo inicial se han conservado dos borradores manuscritos: uno se encuentra bajo resguardo en la Biblioteca Nacional de Chile y otro en el Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile. Este último integra la Colección Manuscritos, reconocida como Monumento Histórico Nacional en 2009, y forma parte del valioso legado bibliográfico donado por Pablo Neruda a la Universidad en 1954. El propio poeta dejó constancia de que Laura Rodig fue quien le había entregado personalmente el manuscrito. Por su historia y singular relevancia, este documento se cuenta hoy entre los pa- trimonios más emblemáticos que custodia la universidad. Esta obra, que tendrá distintas modificaciones a lo largo de los años, fue presentada entre finales de octubre y principios de noviembre de 1914 a Manuel Magallanes Moure (1878-1924), presidente de la Sociedad de Ar- tistas y Escritores de Chile (SAECH). Magallanes Moure ejercía este puesto porque había ganado el gran premio en el primer concurso de 1910, año del Centenario, celebrado en Valparaíso y no en Santiago. La SAECH tenía por objeto cultivar y hacer más extensiva la difusión de las obras literarias creadas en el campo literario chileno, pero a la vez buscaba reconocer a las “joyas” de las letras nacionales. El certamen, llamado Juegos Florales, gozaba de gran popularidad en Europa y hasta cierto punto en la América Latina, en sintonía con las convenciones medievales de la poesía provenzal, que exaltaba a la figura femenina dentro de las tradiciones del amor cortés. En el caso específi- co de los Juegos Florales de 1914, sus organizadores combinaron el galardón poético con una suerte de desfile de belleza denominado Corte de Amor, cuyo propósito principal era la venta de cupos a familias de la alta aristocracia y a sus círculos de allegados. Lo paradojal es que ninguna mujer hablaba en este concurso, aunque fuese una ceremonia organizada para homenajearlas.

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