Gabriela Mistral y la Universidad de Chile
69 SEGUNDA PARTE: 1912-1922 tanto Rodó”, y agrega que “el nombramiento de don Darío Salas para la Inspección de las Primarias fue un verdadero acontecimiento administra- tivo, significó la voluntad del gobierno de cambiar un estado de cosas i una salvadora evolución hacia la provisión de empleos por méritos” 63 . Son conversaciones serias e idealistas que Gabriela Mistral, a los veintitrés años, desarrolla en sus cartas desde su liceo en Los Andes con respetados profesores, como Maximiliano Salas Marchán, con título pro- fesional de la Universidad de Chile, escritor, editor, director de la Escuela Normal J. A. Núñez. En este periodo la escritora elquina igualmente sostuvo diálogos con el escritor y cónsul uruguayo Alberto Nin-Frías (1878-1937), profesor universitario en la Universidad George Washington, de la capital estadounidense, y después en la Universidad de Syracuse, de New York. Nin-Frías también fue autor de una gran variedad de textos escolares, ade- más de novelas. De hecho, en 1912, él y Mistral colaboraron en un poema en prosa titulado “El árbol”, publicado en el Libro de lectura de Guzmán Maturana, que fue el predecesor del magnífico “Himno al árbol”, aparecido en Desolación . Gabriela Mistral expresa en reiteradas ocasiones su dedica- ción a escribir cuentos para sus estudiantes. Esto aparece, por ejemplo, en cartas a Salas Marchán, a Bórquez Solar, a Nin Frías e incluso al padre del modernismo americano, Rubén Darío (1867-1916), entre otros. Por ello, es posible también situar a Gabriela Mistral dentro de las y los fundadores latinoamericanos de la literatura en español dirigida a jóvenes. A Antonio Bórquez Solar, de hecho, Mistral le dirige en este periodo un conjunto de cartas con la esperanza de recibir sus impresiones sobre sus cuentos y versos. Parece que la amistad con Alberto Nin Frías —quien había cultivado largas amistades epistolares con Unamuno y Rodó— la convenció de que ya era hora de enviar sus escritos a Darío, a quien se dirigió con estas palabras: Poeta: yo, que soy mujer y flaca por lo tanto, y que por ser maestra tengo algo de las abuelas –la chochez–, he dado en la debilidad de querer hacer cuentos y estrofas para mis pequeñas. Y las he hecho. […] Pretendo –¡pre- tender es!– que si Ud. sonríe con dulzura fraternal leyéndolos y halla por 63 Mistral, “Educadores chilenos: don Darío Salas”.
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