Gabriela Mistral y la Universidad de Chile
65 SEGUNDA PARTE: 1912-1922 hacer clases en el parrón, ni reírme fuerte con mis chiquillas, todo lo cual sería echarme, a mí, que voi para vieja, veinte años encima.! Defiendo, lo ve usted, rabiosamente mi... juventud. 58 En Los Andes, sobre todo entre 1912 y 1914, Gabriela encuentra cierta estabilidad que rompe con sus constantes desplazamientos de los últimos años. Se mantiene seis años absorbida en la construcción de sus redes in- telectuales, muchas de ellas por medio de sus vínculos con la educación pública. Desde el Liceo de Niñas de Los Andes, por ejemplo, Lucila Godoy esperaba con entusiasmo colaborar con Maximiliano Salas Marchán, rector del Liceo de Hombres de Los Andes, el encargado de evaluar los re- sultados de las pruebas de los alumnos y alumnas. Salas Marchán, egresado como profesor de Castellano del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, había escrito varios libros sobre los aspectos prácticos y artísticos de la educación, y participaba activamente en asociaciones de docentes. Pero las grandes expectativas de Lucila se vieron truncadas al poco tiempo de llegar a Los Andes, cuando supo que Salas Marchán había aceptado un nuevo cargo como director de la Escuela Normal José Abelardo Núñez en Santiago, un establecimiento fundado por el argentino Domingo Faustino Sarmiento y, por entonces, el más antiguo de su tipo en Chile y en América Latina. Cuando la joven profesora logró convencer a Salas Marchán de continuar su correspondencia, él se convirtió poco a poco en su mentor. Afortunadamente fue él quien conservó más de una docena de las car- tas que recibió de la profesora y que reflejan sus anhelos y sueños, sus meditaciones profundas y sinceras, además de una fascinante variedad de observaciones. Estas cartas —¡aún inéditas!— ofrecen ejemplos excepcio- nales de la profundidad del pensamiento de la joven maestra. Por ejemplo, en una de sus páginas Mistral detalla que el deber de las escritoras es ser honorables y veraces, nunca triviales, innobles o deshonestas. En su “Defensa de la participación de la mujer en la literatura”, que escribió al comienzo de su carrera en las escuelas y mucho antes de alcanzar renom- bre nacional, la escritora parece aceptar algunas —y rechazar otras— de 58 GabrielaMistral, Carta aAlone (HernánDíazArrieta), LosAndes, Chile, 1917 [manuscrito], Archivo del Escritor, Biblioteca Nacional de Chile, https://www.bibliotecanacionaldigital . gob.cl/bnd/623/w3-article-600404.html.
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