Gabriela Mistral y la Universidad de Chile
47 PRIMERA PARTE: 1889-1912 con certeza lo hacía en un nivel bastante elemental 28 . De hecho, esa imagen de una Gabriela Mistral como niña devota religiosa, lectora del Evangelio, es más bien imprecisa. Cuando refiere al cuaderno de lecturas que la escri- tora mantenía alrededor del año 1907, al enumerar los libros y autores que leía y los que le quedan por leer, Ángel Rama observa que no hay ninguna mención de la Biblia. Tampoco escribe de la Biblia en sus cartas hasta que ella comenta, en 1912, a Maximiliano Salas Marchán: “Es una revelación para mí el Antiguo Testamento, que nunca comprendí antes” 29 . En efecto, como contaría más tarde la propia poeta, fue su hermana Emelina quien concibió la generosa ambición para ella. Las tres —Emelina, Petronila y Lucila— se trasladaron desde el pequeño poblado andino de Montegrande hasta Vicuña, que contaba con una escuela primaria recien- temente ampliada y autorizada para impartir los seis años completos de instrucción elemental. Este ocurrió cerca del cambio del siglo, según relata la misma escritora en “Hija del cruce”, subrayando el desafío de precisar la fecha: “Imposible recordar con nitidez lo que fuera el deslizamiento de un día a otro día, allá por 1900, cuando yo apenas contaba once años, once añitos, pelusa de espiga” 30 . La directora de esa escuela, recién promovida, era Adelaida Olivares, una mujer de baja visión, conocida por la familia. Doña Adelaida había sido la supervisora de la hermanastra de la futura poeta cuando ella, Emelina Molina Alcayaga, se preparaba para ejercer el magisterio, no a través de los estudios acreditados sino para servirla de ayudante durante unos meses en 1892. En algunos recuerdos de Gabriela Mistral, Adelaida Olivares es descrita como su propia madrina. El plan de Emelina Molina, sin embargo, fracasó, y se convirtió en una historia que la propia Mistral disfrutaría contar y embellecer a lo largo de su vida. Aunque variaba ciertos detalles según el público, nunca omi- tía el núcleo de la anécdota: fue retirada de la escuela tras una acusación injusta hecha por la propia directora, Adelaida Olivares, quien ya estaba prácticamente ciega y cercana al retiro. Esta directora culpó a la recién 28 A lo anterior hay que sumar un contexto general de inestabilidad, marcado por un esposo que murió poco antes de los cuatro años de matrimonio, una hija muerta a los tres meses y otra niña nacida con problemas cardiacos, entre otras dificultades. 29 Gabriela Mistral, carta a Maximiliano Salas Marchán, 1912, AE000113, Biblioteca Nacional de Chile. 30 Cit. en Juan Guillermo Prado Ocaranza, Gabriela Mistral y la región de Coquimbo (San- tiago: Ediciones de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, 2025), 105.
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