Gabriela Mistral y la Universidad de Chile

220 Gabriela Mistral y la Universidad de Chile Universidad de Chile se relacionaron con Gabriela Mistral en diferentes momentos de su carrera, generando un vínculo duradero, complejo, no pocas veces crítico y expresivo de distancias y también de valiosos en- cuentros y apoyos mutuos. Con todo, hemos desarrollado una serie de conexiones que estable- cen una relación abigarrada, a ratos basculante, entre Mistral y el mundo universitario. Y es posible observarlo de manera manifiesta, como he- mos explicado, en aquel egresado Bernardo Ossandón que le abrió las puertas de su biblioteca masónica en La Serena –la primera a la que pudo acceder en su vida–; en su lazo solidario e internacionalista con los estudiantes reformistas de la FECH; en la crítica cáustica de las vo- ces universitarias “credencialistas” a su puesto como directora del liceo en Santiago; en el título de profesora de Estado en Castellano otorgado a distancia por la Universidad de Chile a través del Consejo de Instruc- ción Pública; en su retorno a Chile y la participación en asociaciones de profesoras y en la Escuela Nocturna para Obreros de la Construcción del Centro de Estudiantes de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad; en el reconocimiento internacional de distintas universidades de los Estados Unidos, Centroamérica y el Caribe; en su posterior nominación consular que también fue el preludio para la articulación de Estado que buscó con- vertirla concertadamente en Premio Nobel de Literatura; en la primera postulación oficial frente a la Academia Sueca realizada con orgullo por la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile; en cómo se articuló el tardío Premio Nacional de Literatura –sancionado en la oficina del rector Juvenal Hernández– y los homenajes públicos realizados en el país que llegó hasta alentar al Club Deportivo a organizar un apoteósico show en su honor en el Estadio Nacional frente a sesenta mil personas en el clásico universitario; en la invitación del rector Juan Gómez Millas para volver a la Universidad de Chile a quedarse el tiempo que estimase a su gusto, y que devino en la entrega del primer Doctorado Honoris Causa entregado por el plantel de estudios; en el masivo adiós del pueblo chileno a su poeta en el Salón de Honor de la Casa Central en 1957; en los home- najes posteriores tras la estela de su adiós, que devinieron en la edición de un volumen hasta hoy imprescindible para los estudios mistralianos, como lo es el número 106 de Anales de la Universidad de Chile , además de dona- ciones internacionales a la Universidad de Chile y exposiciones pictóricas

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