Gabriela Mistral y la Universidad de Chile

182 Gabriela Mistral y la Universidad de Chile las solicitudes relativas a dar en esta oportunidad una asignación especial, la que se procesaría con el Ministerio de Educación. Mistral, desde el ejercicio de su consulado en la ciudad italiana de Rapallo, habría dado sus agradecimientos protocolares, como solía hacerlo, a las distintas autoridades por el galardón, pero no tendría apariciones en la prensa comentando el suceso. Sus impresiones las dirigirá exclusi- vamente a través de su correspondencia personal. También desde esos mensajes articulará las orientaciones sobre los cursos de acción a su amiga Matilde Ladrón de Guevara: Aquí han llegado noticias barrocas y loquísimas sobre eso del premio famoso. Creo necesario decirle esto y darle el encargo consiguiente: Si me han dado los cien mil de que hablan las agencias americanas, dejar eso íntegramente para dos cosas: la compra de libros de fondo, realmente buenos, para la Biblioteca que llaman G. Mistral de Vicuña (Ay, Matilde, pensar que mi valle del Elqui, mi Montegrande donde me crié de 4 a 10 años y que es mi único recuerdo dulce de esa pobre infancia nada va a tener tal vez y que todo se lo darán precisamente a la ciudad donde no he vivido más de mes y medio y fui echada de la Escuela y apedreada en su plaza por... unas diez precondicipulas [sic] azuzadas por una maestra ciega!) Me importa, sin embargo, esa biblioteca formada por un fiel... es- pañol, Dn. Pedro Moral; tiene, me dicen, tontos libros regalados. Allá se regala lo más inutil. Yo ruego a Alone que haga la lista de los libros a base de pura calidad y se encargue, por favor, de pagarlos con esa suma, con- sultando los gastos de envío. Invertir todo el dinero de ese Premio. Unas cartas locas hablan de que el Premio será de cuatrocientos mil pesos. No creo en tal navidad de fábula, pero no sobra decirle que, en tal caso, puedo recibir lo que reste, sacando los cien mil 234 . Mistral tenía muy claro el destino que debían tener los dineros y le encarga proceder a Matilde con la diligencia de destinarlos a la biblioteca pública que lleva su nombre en la ciudad de Vicuña, tal como ya había destinado parte del Nobel a los niños más necesitados de Elqui. Además, 234 Gabriela Mistral, Carta a Matilde Ladrón de Guevara, 1951 [manuscrito], Archivo del Escritor, Biblioteca Nacional de Chile, https://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/ bnd/623/w3-article-137298.html.

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