Gabriela Mistral y la Universidad de Chile

173 CUARTA PARTE: 1924-1945 de Guevara, las traducciones del sueco pudieron finalmente bastar para la consideración de la Academia. Estaba sola en Petrópolis, en mi cuarto, escuchando en la radio las no- ticias de Palestina. Después de una breve pausa en la emisora se hizo el anuncio que me aturdió y que no esperaba. Caí de rodillas frente al cruci- fijo que siempre me acompaña y bañada en lágrimas oré: “¡ Jesucristo, haz merecedora de tan alto lauro a ésta tu humilde hija!...” Matilde, si no fuera por la traducción maestra que hizo de mi obra el escritor sueco, puliendo mi técnica, y con ello, mejorando mis poemas, tal vez jamás me habrían favorecido con el gran premio. 224 Agradecida y consciente del esfuerzo colectivo que había empujado esta postulación, Gabriela le remitió a su amigo Gonzalo Zaldumbide (por entonces embajador de Ecuador en Brasil) el siguiente telegrama: “Estoy recordando constantemente que este cuento de hadas nació de Adelaida Velasco en cuyas manos me puso usted mismo, lo cual quiere decir que us- ted es un coautor de la hazaña. Espero que por fin conversemos al regreso y le mando mi viejo saludo de hermana” 225 . 224 En Pedro Pablo Zegers, Gabriela Mistral: Premio Nobel de Literatura 1945 (a sesenta años) (Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2007), https://www.cervantesvirtual . com/nd/ark:/59851/bmcjd599. 225 Gabriela Mistral [Telegrama] a Gonzalo Zaldumbide, Río de Janeiro, Brasil, 20 de noviembre de 1945 [manuscrito], Archivo del Escritor, Biblioteca Nacional de Chile.

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